El secreto de mi vecina Patricia
Fecha: 04/05/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... segundos en escuchar una voz femenina. β ¿Quién es? β nos preguntó desde detrás de la puerta. β Venimos de putas. β contestó Juan, fiel a su personalidad directa. β ¿y por qué no tocan el timbre? β dijo la voz femenina, haciéndonos sentir unos idiotas. β Perdón, no lo vimos. β dije. β levántense las remeras. β ordenó la mujer. Yo no entendí, pero enseguida vi a mi amigo levantar un poco la remera, y dar media vuelta, mostrando que no llevaba nada en la cintura. Lo imité. β tienen cara de polis. β dijo la mujer. β No somos polis. β Dijo Juan. β Ya sé que mi amigo parece que sí, pero no. Por fin la puerta se abrió. El interior era bastante oscuro, aunque se veía un pasillo que terminaba en un cuarto desde donde se escuchaba un televisor. Me desilusioné mucho al ver a la mujer que nos abrió. Era una cincuentona que en sus mejores tiempos habría sido muy sexy, pero que el pasar de los años no la había favorecido. Tenía ojeras, y manchas en la piel, con varios kilos de más, y la carne flácida, y el perfume barato que usaba, no tapaba el fuerte olor a tabaco. β Siéntense. β nos dijo, señalando cuatro sillas alineadas a unos metros del televisor. β les explico. El servicio es pre-bucal, vaginal. Cualquier otra cosa, tienen que arreglarlo con las chicas. La media hora sale veinte y la hora treinta pesos. Yo quería irme, aquella mujer no me gustaba para nada, y no entendía qué era eso de pre-bucal vaginal. ¡Era todo tan bizarro! Pero por suerte mi amigo habló por ambos. β Dale. ¿Nos ...
... presentás a las chicas? β dijo. β Muy bien. β Dijo ella. β y se perdió en otro pasillo oscuro. β pensé que ella era la puta. β le confesé a mi amigo. β Jajajaja, no entendés nada. Ella es la recepcionista. Ahora vienen las putas. Las mujeres fueron llegando una a una. La primera llegó en tanga y corpiño rojos. Era una morocha de apenas unos años más que nosotros, sus ojos verdes se iluminaban en la oscuridad, las piernas largas, elegantes, sobre un zapato que sonaba fuerte a cada paso que daba. Se acercó a nosotros. β Jimena. β dijo, presentándose. Nos dio un beso en los labios a cada uno, y luego dio la vuelta para alejarse un poco, hasta quedar parada adelante del televisor, mirándonos, con manos en la cintura, y la rodilla flexionada, en una pose sensual. Con solo verla ya estaba convencido de que quería desvirgarme con ella. Pero ya se dirigía a nosotros la segunda fémina. Una chica alta, de pelo corto, despampanante. Vestía una babydoll negro, y a través de sus transparencias se veía la ropa interior del mismo color. Tenía las tetas enormes, seguramente operadas, pero qué importaba, le quedaban perfectas. Ahora no tenía idea de a cuál elegir. β Soy Katy. β dijo. Nos dio un beso y se fue a parar al lado de Jimena. Ambas esperaban, expuestas como mercancía, mientras entraba la tercera. Se trataba de una rubia petisa, con cara de nena. Se llamaba Sol, y tenía un culo grande y apetitoso. La cuarta era una negra descomunal, que cuando se presentó como Paola se notó su acento ...