1. El regalo de Boda de mi madre


    Fecha: 04/05/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... la fiesta se fue a un hotel al lado del aeropuerto. Y es que el viaje era improrrogable. Vi que eras tu, que estabas nadando en la piscina. (En este punto, quise hacer un inciso, y mi madre se limitó a decirme que no la interrumpiera hasta que hubiese acabado). Saliste del agua con un escueto bañador rojo y te empezaste a secar, te pregunte porque no estabas con tu esposa. Nos hemos enfadado y necesitaba un poco de relajación nadando un rato. Me di cuenta de que me estabas mirando fijamente de arriba a arriba y advertí que tenía la bata medio abierta, resulta que como estaba recién duchada me acosté por comodidad totalmente desnuda. Me la cerré al momento teniendo muy claro que habías visto el triángulo que tanto te gusta acariciar ahora. Me ruborice un poco y te pregunté si habías desayunado, a lo que me dijiste que no, pensé en que me explicaras el porqué del enfado mientras comíamos tranquilamente. La realidad es que ni comimos pausadamente, ni tampoco conseguí saber el la razon de tu riña con Patricia. Fuimos a la cocina, a toda la familia nos gustaba el zumo de naranja recién exprimido, por ello prepare el exprimidor y fui a coger varias naranjas. La caja de las naranjas está en un armario bajo justo al lado del fregadero, así que me agache para coger unas cuantas. En una abrir y cerrar de ojos me vi con la cara pegada al mármol de la cocina, la bata levantada hasta la cintura y con todo tu aparato presionando mis piernas con ánimos de acercarse lo máximo posible a mi ...
    ... coño. Tu me aguantabas la espalda con una mano para que mantuviese la posición en el marmol. Javier, soy tu madre ¿que crees que estás haciendo?. Desde que he visto tu coño, para mi solo eres Helena. Javier, piensa bien lo que me vas a hacer, piensa en las consecuencias. Helena, abre un poco más las piernas, me duele la polla y es que no le gusta estar doblada. No solo, no las abrí si no que las cerré un poco más. La realidad es que no estaba asustada, aunque sí muy cohibida, eres mi hijo y por ello no tenía miedo, la situación no me excitaba nada, es mas mi gran preocupación aunque te parezca grotesca era que me penetrases sin ningún tipo de lubricación y me hicieses daño en la vagina. Aparte de las repercusiones en el respeto que tendría entre nosotros En ese momento, me abriste las piernas lo suficiente para que tu polla se acomodase en el espacio que tenemos las mujeres entre los muslos. Que alivio, me empezaba a doler la Polla, ahora ya estoy más cómodo, este hueco está muy calentito, Querida Helena, me parece que voy a probar tu sabor. Dicho y hecho, pasaste tu mano por delante y acariciando mi vello púbico y llegando a mis labios vaginales, introdujiste un dedo dentro. Apreciada Helena, creo que nos tendremos que esperar un poquito, todavía no está el caldo preparado, seguiré moviendolo. Y empezaste a mover el dedo, introduciendolo y sacandolo, cubrias mi clítoris con suavidad con tu mano. Aunque el marmol era algo incomodo por lo frio, empecé a asumir que iba a ser ...
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