1. El regalo de Boda de mi madre


    Fecha: 04/05/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... empalada por ti. Y justo en en ese momento, me dije a mi misma, que lo mejor es que todo acabase lo antes posible y de la mejor manera. Te dije algo avergonzada: Si ves que no estoy suficientemente lubricada puedes ir a mi habitación allí tengo vaselina en mi cajón. A la vez que decía esto, empezaba a sentir un calor por todo el cuerpo, ese calentura que tienes cuando estás muy excitada. Prefiero utilizar lubricación más natural y estando en la cocina utilizaria aceite de Oliva, no soy partidario de la saliva a no ser que no haya otra cosa, sin embargo el tema de la lubricación lo dejaremos para tu ojete. Y dicho esto me dio una cachetada en la nalga. Me descubrí a mi misma pensando en el tamaño del Pene de mi hijo, en el cual no me había fijado en la piscina, intente darme una idea de su grosor y la longitud sintiendo lo que tenía entre las piernas. Empezaba a pensar con lascivia y notaba que mi parte de madre estaba desapareciendo rápidamente eclipsada por mis ganas de ser follada. Cada vez me excitaba mas, era una sensación extraña mezcla de un deseo brutal de ser poseída por un hombre y el rechazo que me producía el hecho de que ese hombre era mi hijo. Notaba que tenía todo el coño muy mojado, de hecho estaba empezando a humedecer tu polla y la parte interna de mis piernas. Has visto, mi deseada Helena como no necesitabas engrasar tu coñito, sigue haciendo buen caldito, ahora tocar saborearlo. En ese instante sacaste tu mano de mi entrepierna y te lo metiste en la boca. ...
    ... Uhmmmm, exquisito está en su punto, en el punto de sal, aunque ahora tengo una duda, no se si follarte en la postura en la que estás o sentarte en la mesa de madera y hacerlo mientras te miro a los ojos. En eso que me ayudas a ponerme en pie y acto seguido me das la vuelta, me desabrochas la bata, la tiras al suelo y me quedo totalmente desnuda. Me coges en volandas y me sientas en el borde de la mesa de madera de la cocina, y me empiezas a besar los pechos, mis pezones están muy sensibles, cuando le pasas la lengua empiezo a sentir que en cualquier momento voy a tener un orgasmo, nunca en mi vida había experimentado uno sin haber sido penetrada. Por fuera yo tenía cara de Poker, no sería correcto que pensaras que estaba gozando siendo tu madre, pero mi cuerpo me estaba traicionando, mi cuerpo estaba diciendote a gritos justo lo contrario. Por favor, hijo, no lo hagas, es un error del que te arrepentirás toda la vida. Dicho esto, empecé a llorar, pensando que con las lágrimas se acabaría todo, por un lado eres mi hijo, sabía que una vez me follases seria un camino sin retorno y por el otro todo mi ser, toda mi naturaleza de hembra necesitaba compulsivamente ser tomada por el macho que tenia enfrente. Siempre he pensado que lloraba más por la idea de que al final no me follases, que por la de que íbamos a cometer incesto. Me miraste a los ojos, acercaste mis caderas hacia ti y prácticamente me introdujiste casi toda tu carne (19 Centimetros) de golpe. Más que el tamaño del pene ...
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