Destino equivocado
Fecha: 05/05/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Dany, Fuente: CuentoRelatos
... preguntarle su nombre. La azafata se le quedó viendo con una sonrisa encantadora, y también bromeando respondió: —Julieta, Julieta Capuleto… —Vaya —dijo Joaquín en tono socarrón siguiendo la broma—, y yo me llamo: Romeo… —¿Montesco?... —Vaya, cómo lo ha adivinado… La chica, entonces, casi dejó escapar una carcajada, pero se contuvo, y haciendo un esfuerzo para recuperar la compostura le volvió a preguntar a Joaquín: —Desea que le traiga algo en especial… —Por ahora —respondió Joaquín—, un emparedado y un refresco de cola me vendrían bien. —¿Desearía algo de licor para calmar los nervios? —No, no es necesario. Además, quiero admirarla bien despierto cada vez que usted se acerque por aquí. La azafata sonrió nuevamente y luego se retiró, para regresar con el encargo de Joaquín, quien aprovechó nuevamente para piropearla. Las siguientes horas de vuelo continuaron de la misma guisa: piropos y floreos que a la chica parecían agradarle. Sin embargo, por la monotonía del viaje, Joaquín recostó su cabeza en el respaldo del asiento y lo inclinó para, de una manera cómoda poder tomar una siesta. Y comenzó a pensar en cómo sería realmente ese edén al que se dirigía. Se imaginó reposando en una tumbona en la playa viendo a muchas chicas, chicas en bikini, y algunas incluso toples jugueteando sobre la arena blanca. El pensamiento consciente se fue quedando vencido por el sueño, y poco a poco comenzó a deslizarse al universo onírico. En ese mundo comenzó a verse en una playa de fantasía, ...
... en la cual una chica de cuerpo espectacular caminaba sobre la arena de una playa con el fondo de la puesta de sol más perfecta que alguna vez hubiese imaginado. La chica de la playa, de cabello lacio negro y piel trigueña, vestía ―si acaso se puede decir que vestía―, un minúsculo bikini que dejaba menos a la imaginación que si hubiese andado desnuda. Joaquín corría tras ella para verle la cara, pero cuando parecía que iba a alcanzarla, un caballo blanco, alado, similar a Pegaso, aparecía en el firmamento, se colocaba a la par de la chica, ella lo montaba y ambos remontaban el vuelo como siguiendo el sol que comenzaba a ocultarse; y él se quedaba frustrado, incapaz de poder alcanzarla y conocerla. Luego soñó con Laura, la chica que había conocido en la casa de montaña de su tío, el padre de Evelyn. Soñó que se encontraba con ella en aquel paraje paradisíaco junto a la ribera del río, y que volvían a tener un encuentro erótico, en el cual estando ambos desnudos en aquel edén, ella inauguraba las acciones con una sesión de sexo oral. De pronto, en el sueño, Laura dejaba de hacer lo que con tanto placer disfrutaba Joaquín, para llamarlo: ―Joaquín, Joaquín, despierta… señor, señor… Joaquín abrió los ojos y se encontró con el rostro de la azafata con la que había estado flirteando. ―Disculpe que lo despierte, señor, de sueño tan exquisito ―y, disimuladamente, dirigió la vista hacia la entrepierna de Joaquín, en la cual se podía apreciar sin esfuerzo un abultamiento considerable―, ...