Laura, la pijita
Fecha: 24/09/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... mostró síntomas de sentirse molesta o violenta. Cuando por fin terminamos, habían pasado ya las dos de la madrugada. "Si me dejas el teléfono, por favor, pediré un taxi para irme a casa", me dijo levantándose de la silla. "Estaría bueno", contesté, "te llevo yo a casa, faltaría más". Insistió en que no era necesario, que bastante me había molestado ya, y que no le importaba coger un taxi. Le repetí que no era ninguna molestia, y finalmente aceptó. Nos subimos al viejo cacharro de quinta mano que tenía por aquel entonces, y me dispuse a acercar a Laura a su casa. Mediado el camino, pasamos por una conocida zona de copas de Madrid, y aventurándome un poco, le pregunté si le apetecía tomar algo. Pareció sorprendida por la propuesta, e izo ademán de colocarse de nuevo a la defensiva, pero debió pensárselo por un momento, por lo que al final accedió. Aparqué y nos dirigimos a un tranquilo pub que yo conocía, y que por su tranquilidad suponía el ambiente idóneo para lograr algo más de intimidad. Nos sentamos en una mesa y pedimos un par de copas. Al principio, el ambiente estaba un poco tenso. Se notaba que Laura volvía a suposición de pija borde, sin duda pensando que al final, lo único que yo quería es ligar con ella (lo que por cierto, no era mentira). Adopté, pues, el papel de perfecto caballero, y al cabo de un rato la relación volvió a ser fluida, animada por la copa y por mi decorosa actitud. Mentiría si dijera que mantuvimos una animada conversación, pues fui sólo yo el que ...
... hablaba casi todo el tiempo, pero al menos Laura no dio síntomas de rechazo. Tras la segunda copa, y viendo que Laura, aunque cordial, no ofrecía indicio alguno que me animase a dar un paso más, pagué la cuenta y nos fuimos. Eran cerca de las cinco de la mañana cuando dejé a Laura en su casa, en una de las mejores zonas residenciales de Madrid. Antes de entrar en el portal, Laura tomó la iniciativa. Me plantó dos besos fríos, casi dos cabezazos en las mejillas, y me agradeció las molestias que me había tomado con ella con AutoCad y llevándola en coche a casa. No mencionó nada sobre las copas que le había pagado, quizás avergonzada por haber salido conmigo, aunque fuese de aquella manera tan poco romántica. A pesar de lo apático que resultó su agradecimiento, algo dentro de mí pudo presentir un indefinido pero ardiente fondo, en ella. Al día siguiente no llegué a la Facultad hasta mediada la mañana. Laura estaba allí desde la primera clase, a las ocho de la mañana, lo que hay que decir que me impresionó. Su comportamiento fue tan gélido y distante como siempre, como queriendo ocultar que había estado en mi casa, y conmigo tomando copas hasta las tantas de la madrugada. Merche tampoco comentó ni preguntó nada, por lo que yo seguí con mis hábitos normales, sin hacer ningún caso a la guapa Sevillana. Habían trascurrido diez días desde mi velada con Laura, y todo había continuado como hasta entonces. Tras los exámenes de febrero disponíamos de algunas semanas de tranquilidad, por ...