1. Mi secretaria


    Fecha: 24/05/2018, Categorías: Control mental, Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... limpiármelos? ¿Limpiar sus zapatos? Claro, ¿porqué no? Con tal de que no me pegara cogería un trapo y los limpiaría. Me arrastré hacia ella y comencé a limpiárselos. No fue hasta algunos segundos después cuando me di cuenta de que no estaba usando ningún trapo, sino ¡mi propia lengua!. - Muy bien, muy bien. así me gusta. Eres muy obediente. ¿Como podía estar limpiando los zapatos de una mujer con mi lengua? No podía comprenderme a mi mismo. De cuando en cuando, algunos de mis lametazos se salían de los zapatos e iban a parar a sus pies, cubiertos por la fina tela de las medias. El sabor de la piel de los zapatos, unido al del nylon de las medias, en lugar de repugnarme, me llenaba de una extraña excitación. Mi pene seguía erecto como nunca, llegando a producirme un cierto dolor cuando me movía. Laura, de nuevo, leyó mi mente. - ¿Te aprietan los pantalones? Eso tiene fácil solución, querido. ¡Quítatelos! ¿Se habría creído esa loca que me iba a quitar los pantalones delante de ella? ¡Ni hablar! Noté una especie de liberación cuando mi pene consiguió salir del aprisionamiento de mis pantalones y mis calzoncillos. Antes de darme cuenta, sin saber el motivo por el que lo había hecho, me encontraba desnudo de cintura para abajo. Mi pene parecía querer alcanzar el cielo, apuntando directamente al cuerpo de mi secretaria. - ¿Te alegras de verme, corazón? - Una cínica sonrisa convertía su rostro en el reflejo mismo de la depravación - Demuéstramelo. ¡Mastúrbate! Esta vez no me ...
    ... cogió por sorpresa el encontrarme a mi mismo obedeciendo su orden. Comencé a jugar con mi pene, con suaves movimientos al principio, aumentando el ritmo a medida que mi voluntad desaparecía mientras mis ojos no podían apartar la vista de sus pies. No conocía el motivo, pero a cada minuto que pasaba, me sentía más y más excitado por ellos. - ¿Sientes curiosidad de saber lo que te ha pasado, querido? ¿Lo que ha pasado? Si, si. Quería saberlo. Quería que me explicara porqué no podía controlar mis impulsos, porque me estaba masturbando delante de ella y de cuatro hombres más. - Es muy sencillo. Todos los hombres sois unos cerdos. Os aprovecháis de las mujeres en la vida y en los negocios. Nos tratáis como esclavas. Tan solo nos permitís ser vuestras secretarias, en lugar de vuestras compañeras o vuestras superiores. Tú y todos ellos - señaló a los otros - habéis pasado de ser mis jefes a ser mis esclavos. Desde el fondo de mi alma conseguí fuerzas para hacer una simple pregunta. - Pero... ¿como...? - Es muy sencillo. Una pequeña cantidad de cierta droga en el café, y quedáis indefensos. Primero notáis somnolencia, pero es algo más que eso. Dejáis la consciencia, aunque sin entrar directamente en el sueño. La droga causa un efecto narcótico que actúa sobre el centro de voluntad del cerebro. Una vez drogados, sois muy susceptibles a la hipnosis. Cualquiera con unos mínimos conocimientos puede haceros pasar del sueño de la droga al trance hipnótico. Después, unas simples sugerencias ...
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