1. Manuela (08)


    Fecha: 30/05/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... para entrar ("siempre llevo vaselina en mi mochila"). Me reboza toda la polla con una buena capa de pomada, se vuelve a tumbar, ahora boca abajo, y poco a poco consigo meterla en un canal muy apretadito, lo que apenas me permite un tímido metesaca que me lleva a eyacular en pocos minutos. Caigo en un sueño pesado y profundo. "Despierta, Luis. Hemos quedado a cenar con mi madre". En un primer momento ni siquiera recuerdo en donde me encuentro, poco a poco me recupero mientras oigo a Sandy hablarme desde la ducha: "Oye, mi madre es muy especial. Si te enrrollas con ella pórtate bien, eh. Dos o tres veces al año se encoña con un tío que le suelo presentar yo. Si le gusta, durante seis o siete dias lo mantiene a cuerpo de rey mientras se lo folla sin parar y después los despide y ya ni los vuelve a saludar". Vale, con casi cuarenta años y en plan semental. Voy mejorando. Un rápido viaje en moto y ya estamos cenando en un precioso piso situado sobre el restaurante. Luisa está esplendorosa con un corto, ajustado y escotado vestido negro que en otra mujer parecería exagerado, pero que en ella resulta elegante y sensual. Es tan guapa y llamativa que no puedo evitar quedarme atontado en varias ocasiones mientras miro su rostro, sus ojos, esa boca prodigiosa, el nacimiento de los pechos, los muslos, ... Su voz sensual, ronca y envolvente parece que repercute directamente en mi cipote. Me estoy poniendo muy, muy burro. Es bastante tarde, Sandy se fué a dormir hace un rato ("tengo que ...
    ... acercarme a la oficina temprano") guiñándome un ojo y su madre y yo nos hemos cogido de las manos mientras nos besamos lenta y suavemente, con total naturalidad, como si no fuera posible otra manera de actuar, durante minutos y minutos, sin urgencias. Nos desnudamos mirándonos y recreándonos (yo al menos) en el cuerpo del otro. Sandy es guapa y atractiva, Charo es muy hermosa, pero Luisa es una diosa; de más de cuarenta años, pero una diosa morena, excitante en su belleza y su madurez, deseable como ninguna otra: pechos grandes, altos, tersos, duros; de pezones largos, anchos, rugosos muy oscuros, que apuntan hacia arriba. Tripa redondeada con ombligo achinado; vello púbico negro, denso, poco rizado, formando un triángulo perfecto; muslos y piernas largos redondeados; una espalda recta levemente hundida al llegar a unas caderas estrechas que se continuan en un culo prodigioso, quizás un poco grande, perfecta y maravillosamente grande. Me vuelve loco su olor, el aroma denso y excitante de su piel que, al igual que su color moreno, de avellana tostada, le dan un toque único que no he conocido hasta este momento. No me canso de besar, chupar, lamer, acariciar este cuerpo maravilloso que responde a mis estímulos con natural y creciente excitación. Tengo el rabo tenso, tieso, duro y necesitado de alivio; Luisa está mojada y excitada, gime y empieza a poner aún más ronca su voz ("jódeme, méteme el pene, dame placer; vamos, penétrame") mientras su respiración se hace más rápida. ...
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