1. Emputecida y Sumisa Capitulo 4


    Fecha: 30/05/2018, Categorías: Dominación Autor: merchemaria, Fuente: RelatosEróticos

    Entre unas cosas y otras ya estábamos en febrero, y Debora y yo nos hicimos inseparables. Tenía que recuperar el tiempo perdido, así que me apliqué en serio con el aeróbic. Débora tenía razón en poco tiempo aguantaba las sesiones sin problemas, y con la dieta y el ejercicio bajé tres kilos en un par de meses, quedándome en 64 Kg. (desde entonces para mí el peso ha sido una auténtica obsesión). De la Abdominoplastia me quedó una cicatriz sobre el pubis, y como siempre lo tenía depilado, quedaba a la vista, así que Débora nada más recuperarme de las operaciones, me dijo que me tenía que hacer un tatuaje. También quería un piercing en el ombligo ya que decía que era muy sensual y que esa tripita tenía que llamar la atención. Fuimos a una joyería y Debora escogió un piercing de oro con bolas de madre perla de las cuales tres eran de tipo colgante relativamente largas. Estaba segura que se me iba a ver vulgar. Luego me llevó a un centro muy bien equipado y caro, les dijo que me colocaran una mariposa grande con las alas desplegadas de color rojo intenso entre la vagina y el ombligo más cerca de la primera para que tapara toda la cicatriz y las alas ocuparían todo el ancho de mi abdomen, pensaria que lo haria mas pequeño pero el tatuaje era más que evidente que sería muy difícil ocultarlo con las ropas que ya estaba usando. Luego le entregó el piercing para colocarme en el ombligo. El tipo que me hacía el tatuaje flipaba con mi coñito depilado, la verdad es que ya me desnudaba ...
    ... delante de extraños sin ningún tipo de pudor. El hacerme el tatuaje y ponerme el piercing me costó otros 800 Euros. Mis deudas iban en aumento. Me di cuenta que en verano con el tanga de baño que me harían llevar no se iba a tapar el tatuaje, pero en fin que podía hacer yo. Debora me dijo que nada más llegar a casa se lo enseñara a mi marido para provocarle. Todavía me acuerdo cuando le enseñé mi nuevo vientre a Fernando, casi se muere, me dijo que una madre de familia no podía ir así que cada día parecía más una puta, le contesté que era para tapar una cicatriz muy fea que me había quedado y me hice la cabreada durante una semana que estuve sin hablarle. La verdad es que con los cambios en mi físico la ropa de cintura para abajo no me valía, así que Débora y yo salimos de compras unos días eligiendo ella toda la ropa, siempre de una talla menos para que quedara muy ajustada. La verdad es que al final tuvo razón y me elegía hasta las bragas, obligándome siempre a usarlas de colores o negras, nunca blancas. Al cabo de unos días me llamó por teléfono al móvil (yo estaba en el trabajo) y me contó lo que Rubén quería de mí en este trimestre: Me tenía que hacer una experta total como amante de mujeres. Debora me dijo que eso sería fácil, porque ella iba a ser mi maestra, y que cuando una mujer come coño por primera vez, ya no puede dejar de hacerlo más veces, lo que iba a suponer que sería capaz de hacer el amor a una mujer como si fuera una lesbiana de verdad. Lo segundo ella lo ...
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