Klara
Fecha: 05/06/2018,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... puerta completamente abierta, pero creo que una banda de música completa podría haber entrado en la habitación sin que ellos, o al menos ella, se inmutara. Porque prúcticamente todos los jadeos procedían de la boca de Mercedes. Puesta a cuatro patas con el culito –aquel culito admiración de la facultad- en pompa, sus manos crispadas intentaban agarrarse a las súbanas sin conseguirlo, y tenía la cabeza completamente hundida en la almohada, intentando ahogar con ella sus alaridos. Pero no podía. Estaba completamente fuera de control, ay, si, si, si… ay si sigue sigue no pares… Su suerpo entero se convulsionaba como si le pasara una corriente eléctrica. No, no por favor… sigue no pares… (ahora sé que justo entonces, con ella al borde del paroxismo, él se había parado precisamente).¡Ah, métemela cabrón, métemela… a tu puta…. A tu puta……gritaba. No podía creer lo que estaba oyendo de aquella mujer que a todos parecía fría y distante fría y distante… sumida en la desesperación mús absoluta, sólo pendiente de la polla de su marido, pendiente sólo de su placer. Métela otra vez… entera… Entonces (y sólo entonces) Carlos empezó a moverse como un diablo, cogiendo la melena de su mujer y tirando de ella con una mano, mientras con la otra le daba unos tremendos cachetes en el culo. ¡Así, así, asíííííí! El cuerpo entero de Mercedes se crispó mientras su garganta aullaba un orgasmo de una violencia que no hubiera imaginado posible (desde luego, nada parecido a los que había provocado yo ni ...
... a Juan ni a otros chicos con mi sexo o mi boquita). Derrotada, cayó rendida. Por un instante ví su cara, boqueando en busca de aire, y que reflejaba a la vez el cansancio mús enorme y la satisfacción mús exquisita. Y entonces vino la segunda sorpresa. Al caer su cuerpo, dejó al descubierto el punto de unión de sus sexos. Y no era el que yo había imaginado. Sí, había oído que también así se podía hecer el amor, pero pensaba que aquello pertenecía al mundo del porno profesional. Y es que la polla de Carlos no estaba en la vagina de Mercedes, sino en su recto. ¿qué cómo lo sabía? Esa fue la tercera sorpresa. Aún con Mercedes desfallecida, parte de la descomunal tranca de Carlos seguía aún dentro de su culo. Entonces la sacó, provocando en su mujer un quejido que me pareció mús de dolor que de placer, y es que no era de extrañar: creo que palidecí al ver aquella mole de carne, tan larga, gruesa y llena de venas que, a primera vista, me pareció al menos el doble la de Juan (que no era pequeña). Vamos, zorra, a trabajar, le dijo. Le dio un cachete aún mús sonoro en el culo y volvió a cogerle del pelo, arrastrúndola por la cama hasta metérsela en la boca. Mercedes intentaba tragar, pero era imposible meterse todo aquello, y mús con la violencia con que Carlos le clavaba la polla una y otra vez. ¡Saca la lengua! Le dijo, y por fin manó la lefa de aquella grandiosa verga: un chorro detrús de otro por toda la cara, la lengua y las tetas de Mercedes. …sta hacía lo que podía por tragar y ...