1. Bendita inexperiencia


    Fecha: 11/06/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Bendita inexperiencia. Quisiera decir que soy una mujer joven, tengo 30 años, por consiguiente todavía soy muy caliente. No hace falta que me busquen mucho para que caiga sumida en el placer. Soy de altura media, 1´70 mas o menos, de pelo largo hasta la cintura y morena, tanto del color del pelo como de la piel. Mis medidas son 99-65-95 lo, que para haber sido madre joven, está muy bien. Conservé mi figura haciendo ejercicio y dieta ya que, al tener tiempo por ser madre muy joven, mi niño quedaba al cuidado de mi madre. Me quedé embarazada a los 18 años y, de aquel chico del que me enamoré, solo queda el recuerdo de la noche en la que me entregué a él y su despedida cuando le dije que estaba embarazada, nunca quiso saber nada ni de mí ni de su hijo y, por más que mis padres preguntaron, nunca conocerán su nombre. Durante dos o tres meses me lo encontraba en la calle, llevando del brazo a otra chica, pero después desapareció. Me dijeron que se había metido en el ejercito profesional y se había ido a la marina, no podré saber si es verdad. El caso es que me estoy enrollando. El asunto empezó hace unas semanas. Como ya he dicho y, al ser madre soltera, vivimos con mis padres mi hijo Carlos, de doce años, y yo. Como la casa es pequeña, dos habitaciones, un cuarto de baño, un salón y la cocina, mi hijo y yo dormíamos en la que siempre ha sido mi habitación. Cuando era chiquito, él dormía en la cuna junto a mi cama, pero a medida que se hizo mayor tuvimos que cambiar su cuna, y mi ...
    ... cama, por una cama de dimensiones un poco mayores, aún así dormimos muy juntos. Desde el primer momento que Carlos empezó a dormir en mi cama, le gustaba tumbarse encima mío, por que le gustaba que le atusara el pelo hasta que caía dormido. Hablábamos de cosas de niños y jugábamos a las palabras encadenadas. Una noche de hace tres semanas, cuando llevaba un rato dormido Carlos y, mientras todavía estaba yo despierta, empezó todo. Como siempre estaba tendido encima mío, con su cabeza entre mis pechos y su cadera entre mis piernas, había seguido acariciándole aún sabiendo que estaba dormido, y de pronto sentí algo. Inconsciente mente su cosita comenzó a hincharse, debía de estar teniendo un sueño erótico, pero él no se movía. Es verano y yo duermo con un escueto camisón finito, solo con las bragas y sin sujetador, mi hijo solo con los calzoncillos y, mientras le seguía acariciando presa de la sorpresa, su cosita siguió creciendo. Empecé a imaginar en quien podía estar pensando y me descubrí con una sonrisa en los labios al pensar que era yo. Entre mis pensamientos, el calor y su cosita, que no dejaba de crecer, me fui calentando. Pero no podía hacer nada, si movía un músculo despertaría a Carlos y no quería sacarle de su sueño, aunque sabia que estaba mal beneficiarme de eso. Su cosita crecía y crecía, no podía creerme que un niño de doce años pudiera esconder tal tamaño, su respiración se empezó a acelerar y él a moverse, muy despacio y muy torpemente. Aquello hizo saltar mis ...
«1234»