La magia de la fantasia
Fecha: 14/06/2018,
Categorías:
Intercambios
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... nuestra postura al respecto y yo sin saber que contestarle, le dije falsamente que no nos lo habíamos planteado, aunque nuestro nerviosismo y nuestra actitud y nuestras risas. Nos desmentían. En un momento dado y estando los tres tumbados, mirándome a mí para sin duda explorar mi reacción, Jean estiro la mano para con sus dedos recorrer uno de los brazos de Lola. Está sorprendida tuvo un pequeño sobresalto, pero no rechazo la caricia. Yo miraba sin creer lo que veía, mientras seguía sonriendo. Jean sabiendo que éramos susceptibles a sus intenciones, dio un paso más y estirando su mano comenzó a a acariciar el magnifico pecho de mi mujer y posteriormente, ante nuestra pasividad, bajo su boca y comenzó a besarlo. Mi esposa y yo nos mirábamos perplejos sin creer que aquello estuviera sucediendo, pero sin mostrar ningún signo de rechazo. Mientras con la otra mano comenzó a recorrer su cuerpo, Lola con los ojos cerrados, gemía y se dejaba hacer, sus pezones, color cereza, se habían endurecido respondiendo a los labios del hombre. Después, de un rato ,Jean tomando la mano de la mujer la llevo a su pene que ya no mostraba la flaccidez inicial. Lola acaricio el miembro con sus dedos , los abarco con su mano , abrió los ojos y sopesándolo , dijo no podía seguir. Yo ya terriblemente excitado, le comente que si a ella le apetecía a mí no me importaba. Me contesto que estaba bien, pero que le asustaba la idea de que alguien pudiera vernos. A pesar de nuestros ruegos y nuestro ...
... rechazo a esa posibilidad, ella insistía en su actitud. Por lo cual yo tome la iniciativa y invite a Jean a nuestra habitación, para contemplar la puesta de sol, tremendamente hermosa en esa zona de la península ibérica. A la hora convenida llego Jean, nos sentamos en la terraza y preparamos unos Gin tonics. Charlamos y bebimos varias copas hasta que ya completamente de noche Lola paso a la habitación, al momento nos reclamo que pasáramos al interior, así lo hicimos y nos encontramos a Lola tendida en la amplia cama con un ligero camisón corto de color negro, que marcaba sus apetitosas formas, mientras nos invitaba con la mano a que la acompañáramos. Comenzamos a besarla y acariciarla cada uno tendido a un lado de ella. Recorríamos su cuello, sus pechos y nuestras manos palpaban las curvas de su cuerpo. Así estuvimos un largo rato, hasta que lentamente la fuimos desnudando y nos desnudamos, comenzando ella entonces a acariciar nuestros penes ya visiblemente excitados. El cimbel de Jean era grande y grueso, yo creo que superaba muy ampliamente el mito de los veinte centímetros y su grosor era considerable. Lola arrodillándose en la cama comenzó alternativamente a lamer nuestras pollas, mientras las acariciaba. Yo suficientemente excitado, viendo realizada por fin mi fantasía, no pude evitarlo y eyacule, momento en que suavemente conduje la cabeza de mi mujer hacia Jean. Ella comenzó a introducir el glande en su boca, pero apenas si esta podía abarcarlo, no obstante ella con gran ...