1. Tres amigos (3 años después)


    Fecha: 16/06/2018, Categorías: Gays Autor: Cuentero, Fuente: SexoSinTabues

    ... Cada vez que íbamos a mirar, había que hacer correcciones al instrumento y Raúl aprovechaba para tocarnos el miembro de forma "casual", logrando que tuviéramos fuertes erecciones, lo que quedaba bastante oculto por la oscuridad del lugar, pero hizo que en un momento en que mis amigos estaban mirando el paisaje de la ciudad, tras unos buenos apretones a mi endurecida pinga, hizo que eyaculara como un toro dentro de mi ropa, a pesar que siempre tuve ojos para las mujeres y miraba muy mal a los homosexuales. Y continuando con mi relato, aquella reacción de Ricardo (tres años después de irse Raúl de Cuba) hizo que mis propósitos de no tener jamás relaciones con otra persona de mi mismo sexo, impulsado por el "atraso" que tenía, me hicieron caer de nuevo en ese tipo de sexo. A la noche siguiente, volvió Ricardo como las anteriores, a jugar un poco de ajedrez. Busqué el tablero y las piezas y las coloqué en la mesa del comedor, pero en una esquina de la misma, de tal forma que al sentarme yo de frente a la puerta de la sala, podía vigilar si mi mamá, que sentada frente a la tele, miraba una novela, entraba al comedor a buscar un vaso de agua del refrigerador o cualquier otra cosa. Nos pusimos a jugar y con una de mis piernas, tocaba y rozaba constantemente una de las de mi joven amigo. Sus orejas se fueron poniendo rojas y me lanzaba miradas interrogantes, pero yo como si nada más estuviera concentrado en las piezas colocadas sobre las 64 casillas. Cosa de 10 minutos después, "el ...
    ... apagón", se fue la corriente como es habitual en Cuba. Inmediatamente mi mamá me gritó que se iba a terminar de ver la novela en la casa de Ricardo, que, a pesar de estar a solo dos cuadras de la nuestra, es de otro circuito y generalmente si se iba en uno, no se iba en el otro. Yo me levanté y al hacerlo pasé mi mano por el interior de uno de los muslos del jovencito, hasta llegar a su endurecida tranca, dándole un breve apretón y saliendo a la sala para decirle a mi mamá que no había problema. Ella salió casi corriendo y yo cerré la puerta de entrada, regresando al comedor, donde estaba aún sentado mi asombrado amiguito. Me paré junto a él y le dije que parecía que tendríamos que cambiar de juego, porque al ajedrez no podíamos hacerlo, porque la oscuridad era casi completa. Diciendo esto me pegué a él, colocándole mi también endurecido miembro en uno de sus brazos, moviéndome lentamente de un lado a otro para que sintiera bien que yo también estaba más que excitado. El chiquillo se dejaba hacer y al rato me preguntó qué podíamos hacer con tanta oscuridad y yo le dije que podíamos mirar las estrellas. Diciendo y haciendo, caminé a la puerta de daba al patio y lo invité a que me acompañara, pues el cielo estaba sin Luna ni nubes y se veía perfectamente la Vía Láctea. Él salió y poniéndome detrás suyo, le puse la picha entre sus nalgas y pasando mis manos por sus costados, comencé a acariciar su erguida picha. Poco después sentí como sufría varios espasmos en su miembro y noté ...
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