1. El capataz y el señorito 2


    Fecha: 17/06/2018, Categorías: Dominación Autor: dante1802, Fuente: SexoSinTabues

    ... Ricardo despertó en su cama, Bruno ya se había ido, pero los recuerdos de la noche anterior angustiaban al rubio que con el rostro desencajado salió de su habitación y se dirigió a las caballerizas. Al llegar se encontró con Juancho que vio el semblante del joven. Juancho: señorito Ricardo ¿le pasa algo? Ricardo no contestó, solo desamarró a su caballo y se subió a él. Juancho se interpuso en su camino y dijo: ¿a dónde va señorito? Ricardo: quítate de mi camino Juancho y dándole un golpe al caballo, el animal relinchó y salió a todo galope de la caballeriza. Juancho: algo le pasa al señorito. Tengo que ayudarlo. Y a caballo desbocado, Ricardo galopaba deseando olvidar todo lo ocurrido. Pero aunque el viento jugaba con su cabello, las memorias del rubio no cesaban. En su mente sobresalían sus gemidos, las estocadas de Bruno, sus caricias y besos robados. Ricardo: maldito seas Bruno, maldito. El joven cabalgó hasta el río propiedad de la Hacienda. Ricardo bajó de su caballo y se paró frente a la corriente. Recordó cuando estuvo ahí con Bruno, lo que platicaron y como él fue altanero con el capataz, sin saber que ese hombre le robaría su dignidad y lo convertiría en su puta, porque así se sentía el rubio una puta sin valor usada por un macho sin sentimientos. De qué le servía a Ricardo todos sus estudios, todo su mundo si no había podido defenderse de un salvaje. Llorando, el señorito tomó una decisión, acabaría con su vida ahogándose en el río. No podía hacer nada para librarse ...
    ... de su violador, el suicidio era la salida fácil. Obnubilado, Ricardo empezó a introducirse en aquel río que se veía cada vez más profundo. A medida que el agua cubría su cuerpo, las imágenes de la noche anterior no dejaban de atormentarlo. Recordaba a Bruno acostado en su cama bocarriba diciéndole: siéntate en mi verga. Quiero que te claves tú solito. Con el rostro enrojecido por la vergüenza, Ricardo se montaba sobre el capataz y soportando la humillación comenzó a bajar poco a poco para introducirse él mismo el fierro ardiente del macho. Bruno gozaba al ver cómo el rostro del rubio se desfiguraba por el dolor cuando poco a poco iba entrando su verga gruesa. Bruno: ensártate poco a poco. No hay prisa. Mi verga es tuya toda la noche, así como tu culo es solo mío. Ricardo: ah ah ah El señorito sentía el dolor de la invasión porque su culo estaba muy lastimado, esa noche Bruno lo había usado varias veces sin piedad, de su ano escurría sangre por lo lastimado que estaba, pero tenía que soportarlo o todos conocerían su vergüenza. Cuando la mitad de la verga estaba enterrada, Ricardo dijo: no puedo más, por favor hasta aquí. Bruno: no mames, ya te la has comido entera y ahora no puedes, ni madres clávate hasta los huevos. Ricardo: por favor. Bruno: puro pinche pedo contigo. A ti lo que te gusta es que te viole verdad? Y Bruno tomó de la cintura a Ricardo e impulsó su cadera para meter entera su verga hasta que sus huevos chocaron con las nalgas del señorito. Ricardo: ahhhhhhhhhh. ...
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