1. La mili


    Fecha: 19/06/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... repetir. He gozado de muchas pollas, grandes y torpes, chicas y virtuosas, y viceversa; pero ninguna se aproxima a la que portaba este Ángel. Ahora, analizando esto desde el recuerdo, creo que era la única polla que podía casar con un macho de sus características. Estaba marcada por el mismo sino que su musculatura. La definición de sus partes era palmaria, pudiendo trazar un croquis de semejante ejemplar. Medía como unos dieciocho centímetros, aunque esta medida era engañosa pues era un arma preparada para engañar a la vista. Su tronco se fundía con los cojones haciendo un todo recio que se veía surcado por infinidad de venas que bañaban aquel regalo. De un grosor medio, que no variaba en todo su recorrido hasta acercarse al glande donde mermaba ligeramente, de un modo casi imperceptible; apuntaba una rectitud que resultaba arrogante, sino fuera por lo apetecible que se mostraba. Después venía la nota más curiosa de ese instrumental. Un bálano acampanado y desproporcionado culminaba aquella obra de ingeniería. Parecía que aquel glande había sido colocado allí tras un transplante, pues la diferencia de su perímetro, te llevaba a pensar que aquello no se correspondía con el tronco que la sostenía ya que, en ningún momento, la unión de su glande se mostraba a la luz pública. La piel era tersa y oscura, igual que sus pelotas cubiertas de un vello ensortijado; pero aquella negritud saltaba de alegría en su capullo regado por un color rosado y carnal que sugería la salud de la ...
    ... pieza. Su punta supuró un chorro manso de presemen que cayó suavemente por la fuerza del vértigo. La punta de mi lengua se acercó a ese manjar y con un movimiento compulsivo tomo los primeros sabores de aquel portento. Como todo lo bueno, una vez probado, uno siempre quiere mas. Cogiendo la pinga por su base, cerré mis labios en torno aquel dócil surtidor que empapaba con su brillo la fortaleza del bálano. Sorbí aquel jugo de su virilidad y mis labios sucumbieron abriéndose a la pieza, engulléndola en una cálida mamada. Tuve que tocarme la picha que comenzó a babear del mismo modo al enfrentarme al vigor de su hombría. Mis labios abrazaron codiciosos aquel sabroso glande llegando hasta el borde mismo de ese barranco que continuaba con la tranca que ahora le meneaba. Todas las pollas saben a macho, no pueden saber de otra manera, saben a lo que son; pero ese baluarte desplegaba una artillería pesada que terminaba embriagándote pues no dabas consumido su sabor. Parecía que la energía su interior renovaba constantemente ese fuerte sabor que enaltecía tu voracidad. Mis labios subieron y bajaron por ese glande empapado mientras la punta de mi lengua masajeaba el orificio de su capullo. Él me tomó por la cabeza para acariciarla. Sus dedos surcaron mi pelo en movimientos descoordinados que me hablaban de su goce y de mi maestría. Mi estriada lengua repasaba ahora los bordes de su apetecible glande intentando buscar un resquicio inexistente, pero sorprendiéndose de la rugosidad que ...
«12...111213...24»