1. La mili


    Fecha: 19/06/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Marcaba mi cuerpo como si fuera una res, dejando los rastros de su paso. Si en un principio, mi juego fue el mismo, pronto sucumbí al placer de su fortaleza. Ya no respondía con la misma hostilidad que él, sino que me corría de gusto ante ese ardor que me enrojecía y violentaba, porque era yo, y sólo yo, quien se lo estaba provocando. Ángel notó ese pequeño cambio y se empleó con más saña en el camino que había tomado su polla. Me quitó violentamente el pantalón, mientras yo, en mi placer, fingía resistirme para que incrementase más su pasión. Comencé a darle patadas, que él devolvía con mayor discordia, variando el menú con cachetes y sopapos que se repartían por todo mi cuerpo. Era delicioso y había que premiarlo. Así que buscaba el perdón en sus besos, acariciándole primero sus labios con ardor para después comérselos con rabia. Se tumbó encima de mí, aprisionándome con su cuerpo y me dio uno de los morreos mas salvajes de mi vida. Eran como dos movimientos contrarios, como dos coches que se dirigen a toda velocidad el uno contra el otro. Yo trataba de zafarme de su excitante intimidación, él de apresarme. Nuestros cuerpos ardían y mordí sus anchos hombros en un intento por tragar a mi amante. Aquello despertó aún más su gula y con el encarnizamiento que alumbraba comenzó también a morderme con encono despertando un placer inaudito hasta ese momento. Jadeábamos como locos, pues aquella violencia, por su intensidad, no se manifestaba en gritos, sino que, como en las ...
    ... cloacas, viajaba más soterradamente, como si temiéramos que el grito vampirizara la energía de nuestros combates. - - ¡Te costará follarme, cabrón! ¡Antes te mato que dejar que esa pinga de mierda me toque! - - ¡Cállate maricona de mierda! Te voy a follar a gusto. Lo quieras o no. Pero mucho me temo que tu nabo –susurró esto apretándomelo fuertemente- quiere que lo folle. - - Mi nabo quiere una mierda. - - Tu nabo, mi amor –dijo bajándome los calzoncillos y cogiendo de la punta del capullo una muestra de mis fluidos para llevársela a la boca-, está pidiendo a gritos que se lo coman. - - ¡Cuánto más me deseas, más te odio! - - Así me gusta. - - ¡Te odio, hijo de puta! - - Y yo creo que no he odiado a nadie tanto en mi vida como a ti. De nuevo nuestros labios se mordieron para expresar el odio que sentíamos. Y tras esto un delicioso sesenta y nueve abrió el segundo acto de la función. Mamaba que daba gusto. Su lengua recorría mi picha con extrema ansiedad despertando en ella rugidos hasta ahora nunca alcanzados. Comencé a follarle la boca hasta atragantarlo; pero cuanto más le jodía, más le gustaba. Me tomó por las nalgas y en un mismo impulso las magreo con saña dándoles de hostias y empujándolas hacia él para pasar toda mi polla de un trago. Eran movimientos tan violentos que en ocasiones no era su rugosa lengua o sus succionadores labios los que llevaban el mando, sino sus afilados dientes los que tomaban el castigo. Aquel dolor intenso, como un latigazo restallante, afinaba aún ...
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