1. Un día de mis vacaciones (I)


    Fecha: 27/06/2018, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... acerca de la primera experiencia lésbica de nuestras vidas me hice para atrás un poco y tomé una de sus piernas dándole suaves besos, mientras alternaba para acariciar sus muslos con mi boca y con la yema de mis dedos, llegué de nuevo a su entrepierna y dándome la vuelta quedamos haciendo un 69. - - Inicié de nuevo mis movimientos bucales en la zona erógena número uno de mi amiga hasta sentir de nuevo sus gemidos y el aumento de velocidad con que ahora ella me chupaba a mí. Ambas estimulamos también nuestra zona anal arrancándonos nuevas sensaciones y llegando a otro orgasmo, no tan arrebatador como el anterior pero muy conveniente de acuerdo a las caricias que nos estábamos dando. - - Nos sentamos, desnudas, en silencio, le miraba el cuerpo, el cabello, la boca, pero me era imposible mirarla a los ojos, todo estaba regresando a la normalidad del principio, los líbidos se habían calmado y las maripositas de nuestro estómago ahora se alborotaban porque no teníamos idea de qué hacer y sabíamos que era urgente acabar con ese silencio, esa situación fue algo incómoda, pero sabía que tenía que afrontarla, sin pensarlo más la miré directamente a los ojos, sintiendo como se me iban las fuerzas, la lucidez y la cordura. Había tenido sexo con mi mejor amiga, con una mujer y sobretodo sabía que lo había disfrutado como nada en el mundo. No podía negar que había sido genial: - - - Andrea -dijo por fin- esto no puede volver a pasar. - Sí, tienes razón -dije sólo por responder algo- ...
    ... esto fue un error. - Pablo, yo quiero a Pablo. ¿Pero qué fue lo que hicimos? - No te preocupes Cata, no volverá a suceder. - - Nos vestimos lo más rápido que pudimos y salimos, era terrible esta situación, dos horas antes no podíamos soportar un segundo separadas, ahora nuestra compañía era lo que nos estaba matando, le pedí que me acompañara a mi cuarto, llegamos y entonces no pude soportarlo más, en el umbral de la puerta le dije lo más claramente que pude: - - - Cata, yo sé que todo esto fue una locura, pero yo te quiero, ojalá no lo tomes a mal pero a mí me encantó lo que pasó. No tenemos por qué actuar así, no sé, eso es lo que pienso, ojalá puedas comprenderme. - Pues a mí también me gustó, yo tampoco puedo negártelo y mucho menos puedo soportar estar así contigo. Andrea yo te adoro, por mí no está mal si seguimos con esto. - - Me sorprendí, yo pensé que Cata me iba a rechazar por confesarle que ahora aparte de quererla la deseaba, acordamos seguir nuestra amistad ahora con esta nueva y excitante relación. - - Nuestro paseo continuó mucho mejor, seguíamos haciendo lo mismo que antes pero ahora aprovechábamos cualquier instante para tocarnos disimuladamente, a pesar del miedo de ser sorprendidas que a veces le daba a Cata nos encantaba excitarnos hasta el tope en lugares peligrosos, cuando íbamos en el ascensor, en los baños, en un rincón detrás de una palma en la playa, en las olas en que todo el mundo se despistaba, en la piscina, bajo la mesa del restaurante, en la ...
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