Fin de semana al desnudo
Fecha: 28/06/2018,
Categorías:
Sexo con Maduras
Sexo en Grupo
Autor: Ser Pïter, Fuente: CuentoRelatos
... dos nos vendrá bien unos días, alejados de nuestros “ex”. Fue mi respuesta. Por fin llego el día, miércoles por la tarde, vísperas de jueves santo, salimos sin dilación a disfrutar de unos días de relax. Nuestro destino eran un conjunto de casas rurales prefabricadas de madera en plena sierra. Al llegar nos dirigimos y la recepción y sorpresa; el destino confabulaba de manera sibilina; todas las reservas estaban ocupadas y a pesar de haber solicitado una casa para cuatro personas, no habían tenido más remedio que darnos dos casitas de dos plantas, para dos personas cada una y comunicadas entre sí por una puerta, eso sí muy acogedoras ambas. Si Nina estaba contrariada al comprobar que tendríamos que dormir en la misma cama no lo demostró, es mas a pesar de que yo me ofrecí a dormir en el diminuto sofá de la planta baja, ella se mostró más convincente y zanjo el asunto. -¡Dormimos los dos en la cama y no se hable más! Y así fue, deshicimos el equipaje y a la hora de cenar nos relajamos haciendo una barbacoa en el jardín anexo a las cabañas, disfrutando además de las viandas, de las estrellas en una noche clara y sin nubes que entorpecieran aquella vista. Tomamos unos cubatas y al terminar Auri y Carlos, algo achispados y con ganas de algo más se retiraron entre caricias y besos y mi tía y yo de manera más modosita hicimos lo propio. Nina se fue al baño a cambiarse y yo aproveche para ponerme el pijama y meterme en la cama. Lo que vi, provocó que se me abrieran los ojos de ...
... golpe, mi tía salió del baño con un camisón azul de satén y encaje que realzaba sus curvas y mostraba unos pechos generosos, el cual permitía sin atisbo de duda comprobar la inexistencia de un sostén que sujetara aquellas grandes mamellas, que aunque no eran las primeras que veía, aquellas, a pesar de los años y que la ley de la gravedad no las habían perdonado, eran las tetas de mi adolescencia… ¡Me quede sin sentido! Nina se tuvo que dar cuenta, mi mirada era intensa y mi boca abierta de par en par babeaba sin conmiseración ninguna. Ella si hacer caso a todo aquello y muy a mi pesar se metió en la cama y apago la luz. Al poco estando yo absorto en mis recuerdos de mi juventud traídos a mi memoria por tan generosa visión, oí la voz de mi tía que me decía. -¿Ser, estas despierto? ¡Cómo no iba a estarlo! Si entre unas cosas y otras andaba más caliente que los palos de un churrero. Me giré y con mirada somnolienta y algo aturdido conteste. -¡No… digo… sí! Nina encendió la luz de la me sita y se incorporó quedando su espalda apoyada en el cabecero de la cama y a mí no me quedo otra que hacer lo mismo, que más daba ya, si dormir, lo que se dice dormir me iba a ser imposible esa noche y al parecer para ella también. Empezó a hablar de cosas intranscendentes, después de su matrimonio, porque no habían tenido hijos, que ella en los últimos tiempos no había estado al cien por cien en su matrimonio y que a lo mejor por eso, mi tío Joaquín, buscó fuera lo que ella no le daba en casa y en un ...