1. Fin de semana al desnudo


    Fecha: 28/06/2018, Categorías: Sexo con Maduras Sexo en Grupo Autor: Ser Pïter, Fuente: CuentoRelatos

    ... momento dado, de sopetón, me lo soltó… -¿Te gusta? Yo instintivamente y sin prestar mucha atención a lo que me había preguntado, pero si habiendo saltado todas las alarmas en mi interior contesté -Sí, es un camisón muy bonito. -¡No, tonto! Te pregunto que si te gusta lo que estás viendo. Llevas un rato largo sin apartar los ojos de mis tetas. ¡Ay, madre! Que digo yo ahora… ese fue mi primer pensamiento, si se puede llamar así. Un sudor frío me recorría la espalda. Bloqueo total, hasta que al fin pude decir “in sottovoce”. -Sí, las tienes bien puestas. ¡Tierra Trágame!, vamos de mal en peor, ahora si es cuando. Sin inmutarse Nina cogió una de mis manos y la condujo hasta uno de sus pechos, que yo me apresure a coger y acariciar por encima del camisón -¿Y ahora, no te parecen un poco fofas y caídas? - No, no, para nada… las tienes perfectas. Y acto seguido, sin mediar palabra; como si el destino cruel hubiese atendido todas y cada una de mis plegarias de mi adolescencia; Nina acerco su boca a la mía, y como uno no es de piedra, respondí a su gesto y nos fundimos en un acalorado beso. Mi mano que de ninguna manera había dejado de masajear aquellos cada vez más turgentes pechos seguía con su tarea, pero esta vez debajo del camisón, nos abrazamos, nuestros cuerpos se buscaban. En un momento dado nos separamos y nos quitamos la ropa por completo. ¡Qué cuerpo! No era una jovencita, pero aún conservaba un cuerpo muy apetecible. Me abalance sobre ella y comencé a besarle los pechos, ...
    ... a mordisquear sus pezones, baje y baje hasta llegar a su entrepierna, allí hundí mi cara y empecé a usar mi lengua de una manera que la sabia experiencia nos va enseñando a lo largo de la vida. Mi tía, parecía disfrutar, gemía, se retorcía y me animaba a seguir. -¡Qué bien lo comes, cabrón…! Yo por supuesto no dejaba un centímetro sin recorrer con mi lengua, mordisqueaba su clítoris hinchado y ella suspiraba. Se giro y su boca quedo a la altura de mí ya enhiesto pene y golosa se lo introdujo entero. Maravilloso sesenta y nueve que ambos disfrutamos de lo lindo. Animada por la calentura me exigió que la penetrara y así lo hice. Se la introduje atendiendo a su deseo, primero despacio, para disfrutar cada momento, de su humedad y del calor de su entrepierna, a cada golpe de pelvis un jadeo de ambos, acelerando a cada momento, las acometidas eran cada vez más furiosas… -¡Sigue, sigue cabrón, me corro, me corroooooo…!!!! Y se corrió abundantemente, vaya si se corrió, parecía que se hubiera hecho pis encima, pero a mí no me importo, sentir aquel flujo caliente me excito a un más y seguí con envites, con fuertes golpes de cadera, cambiando la cadencia de los mismos, ora más lentos, ora más rápidos, alargando el momento de la cada vez más irremediable explosión… ella intuyéndolo me exhorto -¡Dentro, córrete dentro, quiero sentir tu leche dentro de mí! No me hice de rogar y me derrame dentro de ella, que al sentir mi abundante corrida, volvió a tener otro orgasmo, al tiempo que nos ...
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