1. Fin de semana al desnudo


    Fecha: 28/06/2018, Categorías: Sexo con Maduras Sexo en Grupo Autor: Ser Pïter, Fuente: CuentoRelatos

    ... comprensivo con ella y queriendo quitarle hierro al asunto le dije mientras la abrazaba y besaba. -¿Amor, quieres que sea yo quien te desvirgue? Te lo haré despacito y si no puedes aguantar el dolor lo dejamos. Sin decir palabra y muy excitada asintió. A una indicación mía se dio la vuelta y se puso a cuatro patas, cogí el tarro de lubricante y me eché en la mano, antes comencé a hacerle un beso negro, lamí y lamí su esfínter y de vez en cuando la introducía, todo ello con el fin de que sintiendo placer se fuera relajando y fuera más fácil ir dilatando su ano y prepararlo para la penetración, lo siguiente fue lubricarlo, primero el exterior y luego fui introduciendo uno a uno mis dedos, siempre con cuidado y sin exceder el límite de tolerancia al dolor de mi tía, mientras no se quejara podía seguir, ella siguiendo el consejo de su hermana, se masturbaba pasándose los dedos por su raja, cuando ví que había dilatado, decidí penetrarla, poco a poco, despacio, introduciendo unos pocos centímetros y manteniéndome ahí quieto un rato, después otros pocos centímetros y quieto otro rato… -Cariño, voy bien o lo dejamos. Ella con la cara congestionada y aguantando el dolor, contestó. -De eso nada, sigue, que a mí me hacéis una doble penetración como a mi hermana. Ya más animado, comencé con el mete-saca, y cuando ví que parecía que empezaba a disfrutar, con un gesto indique a Carlos que se acercara (mientras yo había estado con Nina, él y mi cuñada habían proseguido con la enculada y ...
    ... un posterior sesenta y nueve), se sentó en el sofá, se la saqué, ella se incorporó, se dirigió hasta él y se sentó sobre su polla, acto seguido la volví a meter por el culo y comenzamos la doble penetración. Nina sin ser tan escandalosa como su hermana, estaba disfrutando de lo lindo, nos animaba a darle más fuerte, hasta que llegado el momento se corrió como una fuente, quedo exhausta y derrengada sobre la alfombra y pidiendo una tregua, yo a causa de la pastillita seguía con gana de guerra, me levante y fui a por a Auri, la cogí, la hice tumbarse en el suelo y se la clave sin miramientos; mi cuñada, he de confesarlo, comenzaba a ponerme muy cachondo, era una guarrona de cuidado; a cada golpe de cadera mío, ella respondía con un insulto, me hizo presa con sus piernas a mi alrededor, mientras exhortaba. -¡Venga, cabrón, duro, dale, así, hijoputa…! Yo excitado sobre manera le replicaba. -¡Guarra te gusta que te den duro, mira que eres puta, toma perra! Cada vez más excitados y acelerados, hasta que ella ya no pudo más y se corrió sin remedio y así como estábamos, llevo su boca a la mía y nos besamos con intensidad y cuando nos íbamos a separar me dijo al oído, flojito para que no nos oyeran ni Carlos, ni Nina. -Como me pones cuñado, me gusta muchísimo como me follas. Los cuatro estábamos rendidos de tanta jodienda, y la pastillita seguía haciendo efecto, por lo menos lo seguiría haciendo durante día y medio más. Nina y yo nos cruzamos a nuestra cabaña y subimos al dormitorio, ...
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