1. Historias de Ariki: Bárbara (I)


    Fecha: 14/07/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... vírgenes que no conocían mujer para obtener los favores de las altruistas féminas extranjeras. España aún no se 'destapaba' y las chicas españolas aún no se decidían a enfrentar la competencia desleal que suecas, italianas y nórdicas establecían en su afán por desvirgar a estos inocentes chicos. Demás está decir que las chilenas del tour se creyeron el cuento y se dedicaron a 'desfacer virgos' masculinos con entusiasmo digno de mejor causa. Bambi quería fornicar y esos tíos le parecían apetitosos y se dispuso a no dejar pasar la oportunidad. Pero también tuvo experiencias de esas que no quisiera nadie vivir. Se había quedado en Checoslovaquia, en Praga, se había separado del tour atraída por un rubio y fornido checo. No la volvimos a ver hasta nuestra llegada a Madrid. Cuando ya creíamos que no la veríamos más, ahí estaba esperando el bus que nos traía de Barcelona. Sentí un vuelco en el corazón. Ya empezaba a preocuparme y no podía dejar de pensar en ella y en lo delicioso que sería coger con una hembra tan cachonda. Sólo Tarita impedía que diera algún paso en esa dirección. Nuestro viaje fue una especie de luna de miel con altibajos. En París, pudo conseguir un cuarto para los dos solos. Ella era la única del tour que hablaba francés, pero sólo logró un cuarto para tres que compartimos con Pelusa, una 'niña-chica' grande, regordeta y estúpida que nos aguó toda la estadía en la capital del amor. En Venecia, Tarita había entrado en su período y la menstruación para ella era ...
    ... muy dolorosa... Pensaba que nos desquitaríamos en París, pero no fue así. Seguimos a España, San Sebastián, Burgos y Barcelona antes de arribar a Madrid. Cuando reapareció Bambi, reaparecieron también mis instintos de macho infiel. Sólo pude conversar con ella, pero la historia que me relató fue espeluznante... Esa noche en Praga, el tour se alojaba en un hospedaje para estudiantes extranjeros. La mayoría, africanos. Allí Bambi conoció a un marroquí, Ahmed, que la hizo probar que las historias que se contaban de ellos eran pálidos reflejos de lo que realmente podían hacer en el sexo. Ahmed, según me relató, poseía un rabo de 25 centímetros por 18 de circunferencia. Bambi cabalgó en su verga y se la hundió hasta la mitad... A esta altura de la historia mi erección se notaba a media legua. Estábamos en un café en un rinconcito y no había ninguna posibilidad de que Tarita nos sorprendiera. Por otra parte, si lo hubiera hecho, sólo compartíamos un momento... Claro que mientras hablaba, Bambi, deslizó su alba mano hacia mi bragueta... El marroquí, después de soltarle chorros generosos de semen, unas cinco o siete veces, le humedeció el culito con sus jugos e intentó poseer el agujerito palpitante de la chica. En ese punto de la historia, estaba a punto de correrme. Su mano, me había abierto la bragueta y sus dedos aprisionaban mi polla que había alcanzado impresionantes niveles de erección. Ahmed sólo pudo introducir la cabeza de su enorme aparato. Si le había sido difícil cogerla ...
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