Historias de Ariki: Bárbara (I)
Fecha: 14/07/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... grandes alaridos. Se vinieron en él y lo chorrearon con leche caliente. Luego lo pusieron boca abajo y por turnos lo sodomizaron. Un hilillo de sangre revuelta con semen, ríos de semen, salía de su culo. Lev ya no se movía. La banda se apresuró en abandonarlo allí, en el suelo de la habitación, desnudo y húmedo. Bambi se aseguró que no volverían y cerró la puerta con llave. Puso un pesado mueble en la entrada. Y se dirigió a ver a Lev. Como pudo, arrastrándolo, lo llevó hasta la tina de baño y lo lavó. Como lo hace una madre con su bebito. Lev sólo recobró el conocimiento un par de horas después. Recién pudo enterarse la chica de lo que había ocurrido. Lev se había negado a entregarla a la banda de desalmados... Y había tenido que pagar por ello. A la habitación habían ingresado por casualidad, por eso no la habían descubierto y la lealtad de Lev la había salvado de ser pasto de semejantes buitres... Bambi agradeció el generoso gesto de Lev cuidándolo hasta que se repuso de sus 'heridas'. La despedida fue tierna. Lev había cambiado. Tal vez en su fueron interno la humillante sodomización a que había sido sometido le habían cambiado el 'chip' y ya nunca más sería el macho seguro y orgulloso de sí mismo. Justamente era lo que había atraído a nuestra amiga. La despedida fue sin lágrimas. Una sutil sonrisa, un gesto, palabras... Y Bambi se unió a un grupo de turistas alemanes de bastante edad. La condujeron hasta Madrid a reunirse con nosotros. Mi pene estaba enhiesto en su ...
... mano, palpitando de un gozo inesperado. Sólo Tarita había tenido ese privilegio. En el resto de la estadía, no hubo sobresaltos y no volví a estar tan cerca de Bárbara. Ella continuó sin embargo, con sus correrías. Una mirada al pasar, un guiño, un suave roce, la mano descuidada en mi espalda, o mi mano que palpaba su trasero en forma muy disimulada y sin que nadie nos sorprendiera. Preliminares que mantenían una hoguera que prendería en cualquier momento. Es momento llegó después de algún tiempo. El gobierno democrático había caído y la dictadura cambió radicalmente la vida de los chilenos. Perdimos muchos amigos en el exilio o desaparecidos simplemente. Hallé a Bambi por casualidad. Iba en dirección a Reñaca y ella hacía dedo. La llevé y volvimos al diálogo interrumpido. Su mano fue derechamente a mi bragueta. Mi pene la esperaba después de todos esos meses. Así que surgió orgulloso cuando lo liberó. Pronto la tuve de rodillas, mamándome. Desde la posición de conductor aplicado al tránsito, veía sus pequeñas y danzarinas tetitas, libres de amarras. Le lancé todo mi deseo en un carnaval de semen que tragó hasta la última gota. Conduje hasta una playa apartada y oculté entre las dunas el pequeño Fiat 600. Detuve el automóvil y me lancé a arrebatarle resto del húmedo líquido que hacía un segundo le llenaba la boca. Nos besamos confundiendo salivas y semen. Abrí su vestido. No llevaba bragas. Su coñito rubio y casi lampiño manaba la miel que bebí a sorbos. Sin embargo, no cogimos ...