1. Mi amiga Leticia


    Fecha: 01/10/2017, Categorías: Grandes Relatos, Autor: morboso1957, Fuente: CuentoRelatos

    Recibí un correo de una lectora de mis relatos en el que me decía que le gustaban mucho y que la excitan sobremanera. Me pide que siga escribiendo y le dije que sí, que en cuanto tuviera una historia la publicaría. Su nombre es Leticia y, en su honor, mezclaré palabras utilizadas tanto en España como en México. Vive en Monterrey (México). Tiene 30 años, casada, morena de pelo y piel, de 1,60 de estatura y es lo que podríamos llamar una gordibuena. Nos enviamos unos cuantos mensajes por el Messenger de Facebook y posteriormente nos dimos los números de teléfono (celulares) y así mantener conversaciones por whatsapp e incluso mantener alguna vídeo llamada. Con el transcurso de los días nuestras conversaciones iban subiendo de tono y me pedía que le dijera qué le haría si estuviera conmigo, con lo cual, los calentones que ambos nos cogíamos eran tremendos. Un día recibo un mensaje por Whatsapp y me dice que me va a dar una sorpresa. Lo que no me imaginaba era que iba a presentarse en España en breves días. Tenía familia en Valencia y por cuestiones familiares iba a venir a visitarlos. Cuando llegó a Valencia, hablamos y quedamos en vernos. Me dijo que se desplazaría a Castellón y quedé con ella en recogerla en la estación de trenes sobre las 11 horas. Aproveché ese día y no fui a trabajar porque quería que pasáramos el día juntos. Cuando la veo bajar del tren, la reconocí enseguida. Nos fuimos acercando hasta que nos paramos y nos quedamos mirando fijamente y sonriendo, pero ...
    ... sin atrevernos a acercarnos más. Yo vuelvo a acercarme y Leticia corre hacia mí fundiéndonos en un fuerte abrazo. Nos separamos un poco y seguidamente nos miramos a los ojos. Su mirada profunda me traspasa y me hace sentir un deseo irrefrenable. Acaricio sus labios con mi dedo pulgar notando el calor de su aliento. Me acerco y sacando mi lengua acaricio suavemente sus labios. Primero uno y luego otro. La aprieto más contra mi e invado su boca, abierta y ofrecida, con mi lengua que comienzo a mover dentro de su boca haciéndome perder el sentido. Me doy cuenta del sitio donde estamos y apartándonos un poco para evitar a la gente que pasaba, me dice: - Nunca he tenido una cita como ésta. - ¿Estás segura de querer seguir? Si dices que si no habrá marcha atrás. - Si, lo deseo desde hace mucho. Quiero sentirme viva, quiero sentirme mujer de nuevo y quiero disfrutar del placer, pero esta vez, real, no como el que me has estado dando este tiempo atrás, a distancia. Quiero sentirte rico. Salimos de la estación y nos dirigimos al coche, aparcado en una zona un poco alejada de la estación. Entramos y volvemos a besarnos, esta vez ya sin público. Nuestras manos empiezan a moverse por nuestros cuerpos en abrazos y caricias constantes. - Ay papi, como me pones, tengo mi panocha toda mojada, quiero que me hagas tuya, que me penetres y me cojas rico, pero hazlo ya. Esa respuesta me deja sorprendido, por donde estábamos y me enciende. Le digo que sí, pero que nos tenemos que ir de allí. Sin ...
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