Secretos sucios de una mucama
Fecha: 15/07/2018,
Categorías:
Confesiones
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... acabada bajo su cama y dvds pornos por doquier. Me encantaba limpiar la pieza de Male, donde el olor a sexo le ganaba la pulseada a sus perfumes acaramelados. Disfrutaba de mirarle el escote pronunciado a Viviana, el culo infartante a Male con esas calzas ajustadas, el bulto hinchado a Guillermo por las mañanas, las posturas de mariconsito de Pablo y el brillo de los ojos de Solange cada vez que salía de debajo de la mesa tras comerle la salcita a Diego. Eso lo hacían bastante a menudo. Además me enorgullecía cobrar mis buenos pesos extras por sumarme a sus peticiones carnales. Como la del mediodía en que estaba por poner la mesa, y me topé con Malena a upa de un rubio precioso al que cabalgaba suavecito hasta que me vio entrar. ¡dale pendejo, dame pija, toda la pija rica esa que tenés, te gusta cómo te cojo? Lo hago mejor que tu novia? Viste que tengo la concha chiquita? Me tenés re al palo, quiero tu verga para mí solita perrito!, declaraba ella hamacándose y sudando de tanto saltar sobre ese trozo, ahora más ligerito que antes. ¡y vos Marta, vení, chupame las tetas, porfy!, agregó luego. Ni lo pensé. Apenas su top voló por los aires mi boca se apropió de uno de sus pezones para degustar esa piel tersa, pulcra y sedosa mientras él le comía la boca tolerando aún el ritmo de sus ansias. ¡la otra también mami, chúpamela toda, mordelas, dale perra… y vos dame la leche boludo, llename toda, damela guachito! Llegué a tener ambos pezones en mi boca, hasta que un concierto de ...
... gemidos cada vez más agudos me hicieron notar que una oleada de semen se juntaba en lo hondo de sus entrañas. Luego de una pequeña calma el pibe se arregló la ropa y enfiló para el baño. ella de pronto me tocó el culo y se me colgó de un hombro para susurrar en mi oído: ¡gracias Martu, nadie me había comido las gomas así de rico… acabé gracias a vos turrita! Inmovilizada y caliente, puse la mesa para toda la familia, nuevamente después de cambiarme el calzón que estaba hecho sopa. Tampoco me negué a colaborar con los macabros designios de Diego el mediodía que Solange llegó del colegio muerta de hambre. Pasó que, apenas terminaron de almorzar, él empezó a molestarla para que se saque la bombacha y se la dé. Malena los retó inútilmente, y en cuanto subió apurada a su dormitorio, él acorraló a la nena entre los sillones para que cumpla con su mandato. Ni siquiera le dejó comer su flan con crema. Yo estaba lavando los platos cuando me gritó: ¡vení vos, ayudame a sacársela! De hecho yo misma lo hice mientras él le tenía los brazos como esposándola, y se la di. Ella desapareció escaleras arriba y yo seguí lavando. Hasta que al rato volvió a reclamarme: ¡vení Marta, por favor, con los guantes puestos! Lo vi tirado en el sillón tocándose la pija hinchada, descalzo y con el pantalón en los tobillos. ¡sacame el pantalón, la remera y bajame el bóxer, y pajeame nena, dale! Yo obedecía inmutable. Tenía el bóxer endurecido de tanto semen, la verga hirviendo, los ojos desorbitados y la ...