La rubia del SPA
Fecha: 18/07/2018,
Categorías:
Anal
Confesiones
Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos
... ocasiones, pues casi me mandaba al paraíso. Ella con su risa picara y seductora lo intuye. Nos ponemos de pie, ella recorre unas cortinas y nos bañamos mutuamente, donde aparecen algunos besos franceses y ella me permite acariciarle el sexo y suspira cuando le introduzco uno de mis dejos. Masajeo su clítoris delicadamente por unos minutos mientras beso su cuello y bajo de vez en cuando a chupar y mamar sus pezones. Vanessa solamente gime, jadea de placer y me dice: Vámonos para la cama. Su peso de no más de 115 libras, hacen que no me sea difícil cargarla, y la poso en la cama por sobre su espalda y bajo directamente a su rica concha, que es pequeña, con una piel tersa que aún conserva el aceite aromático que hemos usado. Gime cuando siente mi lengua penetrando su pequeño y exquisito orifico y solo se escucha que dice: Así Sr. Zena, así, así, ¡que rico! – mientras con sus dos manos me toma la cabeza y me hace masaje por sobre el cabello. Los jugos de Vanessa son abundantes y gruesos. No me canso de mamar su concha, pues creo que de las muchas mujeres que me he cogido, esta es la conchita más linda, la que estéticamente me ha impresionado por su color, olor y sabor… podría decir, su brillo. Ella mueve su pelvis cada vez que le empujo mi lengua querido penetrar lo mas que pueda su concha, y el movimiento se hace repetitivo y sus gemidos y el chasquido que produce es sensacional y me advierten que Vanessa está a punto de acabar. Ella lo presiente y me pide que le clave mi verga ...
... en su rica concha: Sr. Zena, métame la verga ya por favor… estoy a punto de venirme. Cuidadosamente le hundo toda mi verga, y siento esas paredes de su vagina contrayéndose. Es un espectáculo aparte ver el rostro divino de Vanessa, la manera que frunce sus labios en esa ansiedad, en esa espera, pues presiente que toca el cielo en cualquier momento. No la taladro, hago que sienta la sensación de mi verga tan solo hundida en ella sin hacer movimiento y ella con una sonrisita y voz quebrantada me dice: eres malo, ahora tú me estás haciendo sufrir. Yo me rio y me encorvo para alcanzar su pezones y comienzo a mamarlos a placer y aplico presión en contra del pelvis de Vanessa para que no tenga movimiento, pero ella lo intenta de todas maneras, pues siente esa vibración de placer al umbral de un orgasmo. Meto todo lo que puedo en mi boca de uno de sus pechos y lo apretó mamándolo sin soltarlo. Ella solo dice: Que rico coge, usted si sabe lo que es coger. – Seguí mamándole los pechos cambiando de izquierdo a derecho y viceversa y Vanessa queriendo mover su pelvis y yo sometiéndola con todo mi peso para que solo sintiera mi verga, no pudo más y me dice gimiendo al oído: No puedo más… deme, deme… bombéeme mi chonchito. –Diciendo aquellas palabras estaba cuando gritó de placer y me abrazó buscando encontrar mi boca… y ya en ese beso que se alargó le comienzo a sacudir mi pelvis y le estrello con enorme ímpetu la concha a Vanessa en un vaivén incesante de mi verga. Vanessa queda exhausta ...