Mi polla es tuya
Fecha: 19/07/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... leche de hombre. Como era de esperar, esto no acabó ahí. Pasó una semana…, y, estando yo en la sala de estudios con el ordenador, mi hermano se me hizo el encontradizo y empalagoso. Me recordaba la paja de la semana pasada y me pedía que si le podía hacer otra. Yo no estaba por la labor…, así que puse cara de hastío. – “por fa, por fa, por fa…”, me suplicaba el muy tonto. Yo pensaba que por qué le gustaba mi polla…., pero eso me demostraba que siempre le gustó desde que la agarró hace un par de años. Por fa, porfa, porfa….. Vaaale, le dije, mi polla es tuya, le contesté, y me empecé a bajar la cremallera del pantalón, luego el pantalón, luego la ropa interior. Mi polla estaba flácida, pero mi hermano ya sabía cómo despertarla. Bastaba con agarrarla y bajar el prepucio. Ahí estaba yo otra vez con mi pollón tieso, sentado, y mi hermano de rodillas viendo en primer plano ese pedazo de carne a reventar, con mi glande de color rojo oscuro, lleno de sangre y con ganas de expulsar leche…, como así hice tras diez minutos de pajeo. La cara de mi hermano estaba muy cerca de mi glande, pero jamás se me ocurrió decirle que lo chupara. Tampoco se le ocurrió a él. Eso sí, en esa posición y yo dejándome llevar, los chorretones de leche le dieron en la cara los dos primeros y al tercero ya cayó detrás de él al suelo. El ...
... cuarto cayó en su ropa. Le limpié cuidadosamente la cara (un lechazo le dio en la nariz y le cayó por encima de la boca. Le limpié corriendo los labios. También le limpié el pelo y la ropa). Me sentía extraño siempre que acababa la eyaculación. Las pajas fueron haciéndose más frecuentes, cada 4 días, cada 3, cada 2…….. cada noche. Si no había algún problema, o que alguien no estuviera en casa, o alguno estuviera enfermo, el “ritual” era el mismo. Cuando ya nos despedíamos de mis padres e íbamos a dormir, en la habitación ya sabía que mi hermano me esperaba para sacarme la leche. Cuando me quitaba la ropa y me quedaba desnudo, me agarraba la polla y me la ponía dura. 10 minutos, y mis huevos vacíos. Si él estaba haciendo algo, yo mismo ya me prestaba al “juego”: me ponía desnudo sobre mi cama y mi hermano terminaba viniendo y me empezaba a ordeñar. Así estuvimos varios años. Jajajaja, no sé cuántos litros de leche me habrá sacado mi hermano en esos años. Varios años después, lo que era diario empezó a ser cada dos días, cada tres, cada cuatro, cada semana………. Hasta que se fue espaciando cada vez más….. Yo supongo que mi hermano, ya con 13 o 14 años se empezaría a pajear él mismo. El caso es que aquello pasó. Yo, como dije al principio, lo recuerdo mitad con sonrisa, mitad con morbo y un poco de vergüenza.