1. PARAISO PARA TRES


    Fecha: 27/07/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... costado acariciándome el rostro con ternura. Estaban aguardando a que me calmase, a que asimilase aquella inesperada situación. En algunos momentos me sentía responsable por lo que había pasado. Tal vez debía haber estado más atenta, haber intuido que algo pasaba entre ellos. Luego pensaba que éramos yo y su difunto padre, amantes insaciables, quienes les habíamos transmitido a través de nuestros genes los sentimientos la lascivia que les había llevado a cometer aquel error. Era hasta cierto punto normal que dos jóvenes sanos y sumamente atractivos hubieran en algún momento sentido interés por acercarse físicamente y habían acabado por caer en la tentación. También recordaba que en mi adolescencia yo también me había sentido atraída por mi padre y que mis primeras masturbaciones lo tenía a él como inspirador, lo cual no dejaba de inquietarme hasta que supe que aquello era una fase sexual por la que pasan la mayoría de las personas y que desaparece cuando se encuentran con la persona apropiada. A mis hijos les había pasado algo parecido y habían pensado que ellos mismos eran la respuesta mutua a sus necesidades de amor físico. Empecé a tranquilizarme y reflexioné sobre las palabras de mi hijo. El incesto era una perversión moral según la religión y la moral de la sociedad, pero también podía abarcar situaciones de amor sincero que, como en otro tiempo las relaciones homosexuales, tal vez sólo era cuestión de tiempo que se superasen. A fin de cuentas ¿quién puede amar más pura ...
    ... e intensamente a otro ser humano que un padre o un hermano? ¿Por qué el sexo tiene que ser un obstáculo para ese amor? Mis hijos no eran malas personas. Al contrario, la relación que acababa de descubrir parecía que les hacía más buenos, más generosos, más cariñosos, mejores… En la mirada de arrobo que Silvia dirigía a su hermano mientras éste la poseía había mucho más que lujuria, había también mucho Amor y yo sabía, porque le conocía muy bien, que si Jonás la tomaba como mujer era porque sentía por ella algo mucho más fuerte que el deseo. Empecé a pensar entonces que tal vez tendría que aceptar aquella relación y la tranquilidad se apoderó de mí casi por completo. Pero sólo fue durante unos minutos. Inmóvil entre mis dos queridos hijos me sentía atravesada por los efluvios de su amor y sorprendentemente me iba contagiando de él. Miré a mi hija que no dejaba e mirarme y de acariciarme y sonreí por primera vez. En sus ojos brillaron súbitamente dos lágrimas de gratitud. Me enterneció su ingenuidad pero también sentí algo parecido a la envidia porque yo ya hacía más de diez años que no había sentido en mi cuerpo la pasión que ella había mostrado a su hermano en su habitación. Luego me volví hacia Jonás que parecía aliviado al ver que estaba dando muestras de aceptación. Lo que pasó a continuación nos sorprendió a los tres. Fue como si una ola de mar derribase de pronto los muros de arena que la prevención había erigido para defender los principios más inalterables. Mi hijo me ...
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