Un encuentro orgásmico en la cabaña
Fecha: 05/08/2018,
Categorías:
Lesbianas
Autor: rincondelmorbo, Fuente: CuentoRelatos
Podía oír sus risas, yo estaba en el cuarto de al lado, no podía escuchar lo que estaban hablando pero desde hacía rato se oían risas, a mí me dio curiosidad, me paré de la cama y fui hasta su puerta, había una pequeña abertura en ella por donde se podía ver dentro de la habitación. Tatiana y Melisa estaban sentadas en la cama, la una enfrente de la otra, no tenían puesto el pantalón de la pijama, sólo tenían la camisa. Tatiana, Melisa y yo éramos amigas desde pequeñas, nuestras familias se conocían desde hacía mucho tiempo y a veces salíamos de paseo. Ese fin de semana fuimos a una cabaña que le habían prestado a la mamá de Melisa. A mí me tocó dormir en la habitación de al lado porque era la mayor y en la otra habitación sólo había dos camas, pero desde pequeñas nos había gustado dormir juntas cuando salíamos a algún lugar. Me quedé observándolas por un rato, se miraban la una a la otra mientras se tocaban el coñito, parecía que se estaban masturbando. A mí me dio un poco de envidia, no sé por qué no me habían invitado, quizá por ser mayor que ellas o porque les daba pena lo que yo pudiera pensar, la verdad no lo sé, pero lo que estaba viendo me hizo excitar, quería estar ahí y saber qué era de lo que hablaban. Intenté abrir la puerta para entrar pero le habían puesto seguro, quería entrar sin aviso para cogerlas con las manos en la masa, pero ellas habían sido precavidas y habían previsto esa situación. Yo toqué la puerta y pude ver como se pararon rápidamente y se ...
... pusieron el pantalón de la pijama; Tatiana abrió la puerta. —Hola –les dije-, ¿me puedo quedar un rato aquí con ustedes? es que no me he podido dormir. Las dos respondieron que sí. Yo entré y me senté en la cama. —¿Qué estaban haciendo? –les pregunté, para ver si me contaban sin que yo les dijera nada de lo que había visto-. Me respondieron que sólo estaban conversando, que ya se iban a acostar. Como yo sabía que no era verdad, comprendí de que les daba pena contarme lo que en realidad estaban haciendo, así que tomé la manó de Tatiana, le cogí los dedos y me los llevé a la nariz, pude sentir el olor de su coñito en ellos. La miré a los ojos. —No, en serio, cuénteme qué estaban haciendo. Se quedaron cayadas por un rato, las dos se miraron y bajaron los ojos, se sintieron atrapadas en su travesura, yo tomé la mano de Melisa para oler también sus dedos pero ella no me dejó, me quitó la mano. —Nos estábamos masturbando juntas –dijo Melisa, con un poco de timidez en su voz-. —¿Ya lo habían echo antes? –pregunté-. —No, es la primera vez –respondió Melisa-. Ella me preguntó que sí yo ya me había masturbado y le estaba mostrando como lo hacía. —¿Tú ya te habías masturbado antes? –le pregunté a Tatiana-. Me respondió que no moviendo la cabeza de un lado al otro. —¿Nos muestras tú cómo lo haces? –me dijo Melisa-. Yo estaba ansiosa, quería entrar en su juego desde que las vi. —Pero sí lo hacemos juntas –repliqué-. Las tres nos quitamos el pantalón de la pijama. Yo abrí las piernas, me mojé los ...