Un encuentro orgásmico en la cabaña
Fecha: 05/08/2018,
Categorías:
Lesbianas
Autor: rincondelmorbo, Fuente: CuentoRelatos
... dedos y los llevé hasta mi clítoris; les expliqué que a mi me gustaba mover los dedos de un lado al otro, y de vez en cuando meter uno o dos dentro de mí. Comencé a masturbarme con muchas ganas, las dos me miraban con atención mientras yo lo hacía, Melisa también se estaba masturbando, pero Tatiana sólo se había quedado observando. —Tati, hazlo tú también –le dije-. Ella puso sus dedos en el coñito. —Pero mójalos primero; mételos en tu boca y luego los pones aquí -mostrándole mi clítoris- y te empiezas a tocar. Lo hacía tímidamente, Tatiana movía los dedos pero se veía que no sabía muy bien lo que estaba haciendo, por el contrario Melisa ya tenía bastante experiencia. —¿Quieres que te enseñe como hacerlo? –le pregunté a Tatiana-. Me respondió que sí. Me hice detrás de ella; pude sentir el olor de su pelo, eso me arrechó un poco más; tomé dos de sus dedos y dejé caer saliva en ellos, luego los puse en su clítoris y los empecé a mover. Ella no hacía ningún movimiento con su mano, sólo se dejaba guiar por la mía. Mojé nuevamente sus dedos pero esta vez los llevé hasta mi boca, quería probarla; el sabor de su jugo era suave, delicado. Seguí mostrándole cómo hacerlo, noté que el ritmo de su respiración empezaba a agitarse, que empezaba a mover su cuerpo. —¿Lo estás disfrutando? –le pregunté a Tatiana-. —¡Uff!, es una sensación muy placentera. Siento un cosquilleo por todo el cuerpo. —Espera a que te vengas para que veas lo rico que se siente –dijo Melisa. —Es verdad. Ahora hazlo ...
... tú sola –le dije, quitando mi mano de la suya-. Aproveché para tocarme nuevamente, sentía mi coño palpitando, pidiéndome que lo acariciara; haber sentido el jugo de Tatiana en mi boca había echo volar mi imaginación, quería saber qué tan lejos íbamos a llegar con todo esto. Así que mientras veía a Tatiana haciendo lo que le acababa de enseñar, puse mi mano en su cintura y la empecé a subir por dentro de su camisa, la acaricié un poco por su abdomen, quería ver su reacción, ella seguía masturbándose, esta vez lo hacía con más propiedad, llegué hasta sus senos y los comencé a apretar; noté que Melisa estaba buscando mi mirada, alcé la vista y pude ver en ella un destello de complicidad que me hizo sentir segura de seguir. Con mi otra mano comencé a levantarle la camisa para quitársela, ella simplemente levantó los brazos para que se la terminara de quitar y siguió masturbándose. Besé su espalda mientras recorría su cuerpo, Tatiana no paraba de acariciarse, se empezaban a oír sus gemidos; dejaba deslizar mis manos sobre su piel, no paraba de olerla, el aroma de su cuerpo se sentía tan cálido. —¿Y a mí me van a dejar viendo? –dijo Melisa-. —Córrete más para acá –le respondí-. Melisa se corrió un poco, yo la tome por los tobillos y la jalé para que quedara enfrente de nosotras, subiendo sus piernas en las de Tatiana. —Tati, quítale la camisa –le dije al oído-. Mientras ella lo hacía yo la seguía masturbando, no quería que dejara de sentir placer. Tomé su mano y la puse en los senos ...