1. Un viaje para toda la vida


    Fecha: 06/08/2018, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... mejor que podía: Dos muchachos (uno de ellos el poeta que escribía sobre mis ojos) se me pusieron en frente para meterme sus intrumentos en la boca, por turnos, pronto alcancé el orgasmo, mientras dos chorros de semen me hacían un nuevo tratamiento facial; escuché los gritos de dos de mis amigas antes que yo y la otra empezó justo al momento en que yo terminaba. El negro no había eyaculado, así que me puso boca arriba, sobre el suelo frío, y se me hecho encima para menearme por cinco minutos más, aunque no lo crean, fue suficiente para que tuviera otro orgasmo ¡que rico!, esa posición es buenaza. Fueron siete los desgraciados que me poseyeron esa noche, ensayando el camasutra completo; parece que yo era la que más admiradores tenía, así que me dedicaron más atención que a mis amigas, hasta que me derrumbé, llorando de placer, dolor y cansancio. Pese a todo, creo que la pasé mejor que J y L, a ellas, que son flaquitas, simpaticonas, casí del mismo físico, las obligaron a ponerse a cuatro patas, culo contra culo y a introducirse un artilugio de plástico, que era como un largo pene de dos cabezas, una a cada extremo; cada chica tenía la mitad del instrumento en su conchita (quince centímetros más o menos). Les dijeron que era el juego de la puta mas rápida, consistía en ponerse culo a culo, con el falo que las atravesaba a ambas y moverse simulando una penetración real; la que se corriera primero perdía el juego, así que si una quería ganar tenía que moverse de tal modo que ...
    ... el aparato hiciera gozar más a su compañera. Ellas estaban tan exitadas que ni siquiera objetaron las reglas, ni preguntaron cual era el castigo, L estuvo a punto de reclamar algo, pero apenas la puta de J empezó a moverse ella la siguió, con una habilidad inusitada para todos los presentes (pues además de mí, ella era la menos experimentada, según creíamos). Luego de un largo jaleo, L se corrió primero – apenás medio minuto antes que J) y le tocó –como castigo- chupar los falos de los tres chicos que aun tenían ansiedad. Acabó con las mandíbulas cansadas y llena de líquido pegajoso en todo su cabello. Menos mal que ya amanecía, sino que otra perrada nos viesen hecho los muy ladinos, nos dejaron tiradas en el suelo, humilladas pero contentas; nos bañamos sin pronunciar palabra y casi a rastras llegamos a nuestras camas a dormir como lirones; menos mal que las otras chicas no llegaban aun de la discoteca. A la mañana siguiente J concertó un reunión con el grupo de violadores, todas asistimos y les dijimos que lo que había pasado en Cuzco no debía ser de conocimiento público; porque podían destruirnos la vida (familia, enamorados, una de mis amigas incluso estaba comprometida para casarse). En ese momento nos dimos cuenta de que los chicos no eran tan desgraciados, se comprometieron a guardar nuestro secreto, a cambio de que de vez en vez -con total discreción- repitiésemos jornadas similares. Aceptamos gustosas y desde entonces, hasta acabar la carrera, fuimos la clase más ...
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