El despertar del mal.
Fecha: 03/09/2017,
Categorías:
Fetichismo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... del invierno. Había sacado ya su arco, un mercenario jadeante y desesperado ahora se preparaba como podía, a pesar del su inmenso dolor y sobre el caballo intentaba ponerse en posición para disparar cuando tuviera en mira a su presa; Intentando tensar la cuerda de su arco con la flecha, pues se hallaba herido, de rostro ensangrentado y con ojos lagrimeantes procuraba mantener la mira en el demonio que sobrevolaba cerca suyo. Muy a pesar de su inmenso dolor y el parpadeo ante el contacto de la sangre con sus escleróticas, aquella lesión que se había extendido ya por todo el antebrazo. Y fue en ese momento en que su flecha lanzó en dirección a su ala, esperando que cayese. Pero el impacto simplemente logró ser en una de las extremidades inferiores de la arpía, había fallado, y en sus adentros maldijo a los vientos, la maldijo a ella, al dolor que en ese momento sentía y así mismo por tremendo fallo. Asmos, al sentir como el filo de la cuchilla había traspasado su carne e impactado contra su hueso y fue por aquél momento en que su aleteo menguó, pero recuperó altura al instante. ―Oh, conque allí estáis ..- pronunció la demonia para sus adentros, una sonrisa adornó sus afiladas facciones, al tiempo en que desde los cielos visualizaba el origen de la trayectoria del disparo, ahora conocía la ubicación de su enemigo, sólo tenía que acercarse aún más en un cambio de estrategia. Y nuevamente se elevó y su dirección pareció cambiar ante la amenaza de un nuevo ataque, de esta forma ...
... le pudo ser posible evadir la segunda y tercera flecha que a ella fue dirigida. Más entre la nieve y por encima de las copas de los pinos yacía oculta. Y así como los cuervo que con aquel obscuro presentimiento sólo aguarda el letargo de los moribundos, en círculos volaba al asecho de su caza, y nuevamente se elevaba y su dirección cambiaba ante la amenaza de un nuevo ataque, de esa forma le fue posible evadir la segunda flecha que a ella fue dirigida. Mientras que en tierra Dark enfervecía en la furia y frustración que sin mesura alguna proclamaba en sus adentros, por un segundo se vio así mismo que en otras circunstancias hubiese podido acabar con esto rápidamente, pero este no era el caso. Y era los quejidos, así como el temblor de sus miembros, un tanto por sus heridas y otro por el frío del invierno los cuales dificultaban la tarea. Y no fue sino entre sus constantes parpadeos, así como aquella ligera pausa que hizo para frotarse el párpado izquierdo que de su vista le perdió, luego de haber disparado la segunda. Levantó entonces la mira, y le buscó entre las tinieblas, más no pudo hallarle, pues la blancura de la nieve le resultaba ciertamente confusa entre aquéllos frondosos parajes. Con fuerza era el aprieto de sus dientes, no más que el coraje en sus refunfuños, y creyendo por aquellos instantes que el demonio había escapado, nuevamente injurió; ―¡Más os vale haberos largado de aquí, demonio. Porque si mis manos llegasen a tocaros, no tendrán clemencia de vos! -dijo, ...