1. MI PRIMA KELLY Y MI LUNA DE MIEL ANTICIPADA.


    Fecha: 14/08/2018, Categorías: Incesto Autor: LOVERBKS, Fuente: SexoSinTabues

    DE COMO MI PEQUEÑA PRIMA KELLY ME DIO EL REGALO DE SU CASTIDAD PREVIO A MI BODA..... Eran unas vacaciones como otras cualquiera; el verano recién comenzaba y el calor poco a poco se dejaba sentir en ese mes de junio. Yo ya empezaba a tomar sabor a mis pasatiempos de verano; salía por las mañanas temprano rumbo a los muelles a pescar, a medio día a nadar ahí cerca de los muelles también, y por la tarde salía a rodar en mi bici. A pesar de que a mis 24 años estaba a punto de casarme todo seguía igual para mí. Tenía la firme convicción de lo que iba a hacer y estaba muy enamorado, pero no quería que ese verano fuera diferente a los demás de mi juventud y adolescencia pasada. Aún no me casaba, pensaba yo. Habían pasado unos pocos días del inicio de vacaciones, cuando me entero de que llegaba de visita, también de vacaciones, Kelly, la prima de mi prima Nena, quien vivía en el mismo terreno donde yo vivía con mi abuelo, en otra casa, por la otra calle. Ambas casas estaban comunicadas por sus patios traseros, al igual que las de los otros tíos, que también vivían por ahí. Yo no veía a Kelly desde hacía dos años, cuando ella apenas tenía doce de edad y estaba en sexto grado. Yo recordaba a Kelly como una niña pecosa, cachetona, muy risueña, pero poco agraciada. Yo la consideraba como una prima también. Era una pre adolescente de 12 años en un enorme cuerpo de una niña de seis años. Siempre me había demostrado mucho cariño y simpatía, pero a veces resultaba un poco encajosa, porque ...
    ... se la llevaba en mi cuarto (de hombre solo) platicando y queriendo saber todo. Mi tío a veces se burlaba y me hacía bromas diciéndome que era mi novia y cosas así. Ante esa perspectiva, yo acomodé las cortinas de mi cuarto, que tenía acceso desde el jardín de mi abuela, para que no se viera hacia adentro, de manera de poder fingir que no estaba cuando ella me visitara como siempre lo hacía y quisiera obligarme a abrirle la puerta. No hay plazo que no se cumpla dice el adagio; el día de su arribo llegó, y en la hora más o menos esperada, yo estaba en mi cuarto, ya cerrado escuchando música recostado en mi cama. De pronto vi una silueta dibujada en la ventana de mi puerta; me quité los audífonos y escuché el llamar a la puerta. Luego la silueta intentó ver entre las cortinas pero todo estaba perfectamente cerrado. _ Pacho!! Ya ando por aquí otra vez, ábreme, quiero verte. ¿No me quieres saludar? Era ella, era su voz, inconfundible, aunque ya voz de señorita. Volvió a tocar la puerta y me llamó por mi nombre nuevamente. Yo de mañoso, sin decir nada. Solo callé hasta que desistió y se fue. Un minuto después salí del cuarto y me asomé al patio. Ya no le ví por ahí. Solo alcancé a ver en medio del salitral bajo la sombra de las palmas la figura de una esbelta mujer que caminaba muy sensualmente hacia la calle. Me llamó mucho la atención, pues no la conocía. Era delgada, muy bien formada, con una larga cabellera negra y ondulada. Vestía una blusa blanca, unos jeans entallados y unos ...
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