1. Entrenador


    Fecha: 14/08/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Hoy tenía que ver a ese hijo de puta, el entrenador. ¡Cómo me iba a reprobar el puto? Ya me habían dicho que era un tipo mamón y también el viejo más verde de la escuela. Entonces pensé: “¿Y por que no?” Hoy tenía que ver a ese hijo de puta, el entrenador. Maldito perro, me había reprobado. ¿Cómo me iba a reprobar el puto? Ya me habían dicho que era un tipo mamón y también el viejo más verde de la escuela. Entonces pensé: “¿Y por que no?” Sólo iba a ser un rato. La humillación total para este pobre idiota; me lo iba a coger y le iba a tomar fotos para que vieran lo pendejo que era en la cama el wey. Seguro tenía una verguita. Sí. Anciano idiota. Y es que a pesar de sus años, no se le veía panza como a mi padre. Sí, tenía su calva y ese pinche bigote que le hacía ver una trompa gorda y asquerosa. Pero sus piernas eran musculosas, ya habíamos comentado entre nosotras como sería acariciar esa piernas; sólo las piernas. Esas practicas bajo el sol, sudando y viendo a los muchachos y sus torsos duros, sus brazos duros, bueno, no todos, pero si algunos. Esos algunos que tenían esas nalgas paraditas. Y el paquete. ¡Dios! ¡Ese si es calor! Lo alcance en el pasillo y fui directa: “¿Qué hay que hacer para pasar con diez su materia profe?”. Me miró: “¿Estás dispuesta a todo?”,me pregunta el muy puto. “Todo para que mi beca no se vaya a la mierda, profe”, le respondí. Sonríe, pinche mono naco, “Toma, llega a las seis, el viernes”, me dice mientras me entrega una tarjeta, “si no vas, no ...
    ... pasa nada”, dice tranquilo, “si vas, hablamos de tu calificación”. La tarjeta solo trae una dirección. Nada que lo pueda inculpar, ni un nombre, ni una forma de que lo pueda hacer responsable. Llego a la casa. Esta en la zona de casas bonitas de la ciudad y pienso que este puto, o tiene mucha suerte para comprar una casa barata ,o se padrotea a alguien, su pinche salario de obrero de la educación no da para mantener este lugar. Toco el interfono, me responde su voz: “Sólo empuja la puerta”, dice mientras un timbre suena. Ahí estoy yo. Unos shorts blancos pegaditos, pegaditos. My culito se ve chiquito, apetitoso, ya me chulearon en la tienda que esta en la esquina antes de cruzar la calle. Mi chamarra al ombligo no deja ver que traigo un top deportivo, blanco también. Con el aire frío mis pezones se paran, se ponen duritos y se notan a varios metros, pero nadie los sabe, me siento la más puta de todas. Si estuviera aquí Ernesto, seguro que terminaríamos cojiendo en el auto. Me mojo. Pero recuerdo a este pobre pendejo anciano de mierda. Voy a hacer que se venga de volada y sienta pena por ser un pinche eyaculador precoz. Voy a hacer que se venga rapidito. Que vea que este culito vale más que una pinche calificación. Me va a rogar que lo perdone y va a querer una segunda oportunidad y entonces no solo sera la calificación. Ya verá el muy puto. Subo las escaleras, toco la puerta de cristal, se acerca caminando con esa seguridad de macho pendejo, ya verá en muy puto. “Pasa. ¿Quieres ...
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