La revancha que surgió del fuego
Fecha: 24/08/2018,
Categorías:
Dominación
Autor: evamaniac, Fuente: RelatosEróticos
En realidad lanzaba esa frase con cierta retranca porque, si bien es cierto que, efectivamente, le proporcioné la experiencia más intensa de su vida, no es menos exacto que se llevó a cabo bajo determinados subterfugios que no acabaron de gustarle mucho. Decía que no estaba enfadada, pero no acababa de asimilar que yo le hubiera ocultado información aunque fuera "en su propio beneficio�. Y nunca mejor dicho, porque se �benefició� a dos machotes, uno primero y el otro después, en detrimento de mi propia participación. Mónica llevaba ya tres semanas viviendo en mi casa. Nuestro acercamiento físico durante aquella tarde de autos abrió unas puertas a nuestra relación de amistad que ninguna de las dos pudimos ignorar. Ahora ambas experimentábamos el sexo la una con la otra con interés y cierta regularidad, algo que para ella era una novedad y, para mí, casi. La relación de amistad estaba siendo intensa y simétrica. Nos lo planteamos como algo temporal y, habiéndolo hablado mucho, decidimos que el amor no tenía cabida en este vínculo. Aunque la verdad, ¿quién es capaz de controlar un trastorno? Muchas tardes, cuando Mónica llegaba a casa tras un día de trabajo duro en una gestoría financiera, nos sentábamos en el sofá a ver alguna peli, a descansar y relajarnos y, algunas veces, a recordar aquellos momentos de frenesí tridimensional que compartimos recientemente y que nunca se borrarán de nuestra memoria: un yupi precoz, un golem enorme, dos vergas excelsas, chorros de leche ...
... caliente sobre nuestras anatomías... sin duda ella aprendió más que yo aquel día. Y lo primero fue a abandonar a su novio de hacía 3 años, un pobre chaval reprimido y conservador que bloqueaba sistemáticamente sus impulsos, simplemente por tratarse de un ser asexuado. Y es que nos sorprendería saber cuánta gente sobrevive bajo los tabúes de unas convenciones sociales que ellos mismos dogmatizan. La tarde de un lunes Mónica entró en casa, como siempre y, estando ambas relajadas en el sofá charlando de distintas cosas, dejó caer la primera de las bombas: �El viernes he invitado a cenar a tu vecino�. Me quedé helada. �¿Estás loca tía? No le conoces, es un puto pirado�, asentí tajantemente. �Exagerada. Parece majo. Y quiero que te folle delante de mí�, afianzó la tía sin vetos. �Jajaja... estás loca nena. Ya lo entiendo... ¿quieres �vengarte�?�, iba diciendo yo entre risas, mientras me levantaba a por un vaso de agua. �Llámalo �revancha�. ¿Te gusta más así?� No pude para de reírme, desde la cocina, durante su alocución. Me lo estaba tomando a broma, claro, pero a la vez, y siendo consciente de la seriedad y templanza de mi amiga al contarme su intención, me invadía un breve pero helado temor que, debo confesar, me inquietaba. Ese gilipollas de vecino mío llamado Rafa estaba ya ahí cuando me instalé en mi apartamento. Es un tío muy raro, una especie de friki de los ordenadores, todo el día en casa encerrado y haciéndose pajas frente a la pantalla. En los 5 años que llevo aquí no le he ...