Mi nueva vecina Milf, ayudando en la mudanza
Fecha: 25/08/2018,
Categorías:
Sexo con Maduras
Confesiones
Autor: Alexander0022, Fuente: CuentoRelatos
... hoy. Salí de la cocina y fui hasta donde estaban mi madre y Ana. Ella elogió mi físico frente a mi madre, como un gesto de amabilidad, puesto que no lo tome muy seriamente. Ella recibió una llamada, era el flete que había traído ya las cosas, de modo que nos dispusimos a salir de mi casa, mi madre se quedó dentro. Para mi suerte no eran cosas pesadas, una cama, electrodomésticos como un par de televisores grandes, ventiladores, 2 aires acondicionados y cosas así. Las cosas más pesadas las había traído el día anterior con sus hermanos, como no podrían, ayudarle ese día tuvo que llamar a un flete, sabiendo que yo iba a ayudarle en arreglo con mi madre. Mientras bajábamos las cosas charlamos, indagando un poco, supe que no tenía hijos, que se había casado ya de grande, a los 33, pero la convivencia con su marido no había resultado como ella lo esperaba. Se había separado ya hace dos años, viviendo en casa de sus padres hasta que consiguiera una casa, puesto que solo vivía en un alquiler con su marido. En mi mente pensaba que hombre podría haber desperdiciado terrible mujer. No me parecía una mala mujer, pero quizás en convivencia sería otra cosa. No me anime a preguntar más en profundidad en esa ocasión. No correspondía, aunque ella parecía muy dada. Una vez que todas sus cosas estuvieron dentro de la casa, me pidió que le ayudara a empezar con la ardua tarea de acomodar algunos muebles. Dentro de la casa el calor era bastante elevado con respecto de cómo estaba afuera, ya ...
... había oscurecido pero la temperatura no disminuye demasiado acá en el norte de Argentina. Ambos estábamos transpirados, mi remera estaba mojada del sudor, no me sentía muy cómodo que digamos. Pero no quería quitármela frente a ella. Por respeto. Ana había prendido un ventilador de pie que tenía, pero no daba abasto. -Esperame, ya vengo-. – Voy a ponerme algo más fresco que esto, sino voy a morir sofocada-. Me dijo riendo. -¡Esta muy insoportable!- Agregué yo. Mientras subía un televisor en uno de los muebles. -¡Espero sobrevivamos esta noche!- Dijo Ana, en tono de chiste. Mientras subía las escaleras hacía la planta alta. Después de unos minutos, ella bajó, yo estaba conectando el cable de la señal de tv. -¡No aguantaba más!- Dijo. La miré. Se había puesto un short corto. Miento. Muy corto. De jean. Apenas tapaban esas tremendas nalgas, y, un top amarillo, su abdomen es plano, no tiene marcado, pero tampoco goza de gordura. No lo podía creer. Se había recogido el cabello con una cola. Creo que mis ojos se abrieron tan grandes, que el disimulo no fue una virtud en ese momento. Tanto que me preguntó. -¿Qué pasó?-. -Ah, perdón por lo que tenés que ver-. – Pero no todos tenemos un cuerpo fitness-. Me dijo en tono de chiste y riendo. No me quedó otra que reírme. Se había dado cuenta que la comía con la mirada. -¡Te ves muy bien!- . – Yo me voy a sacar la remera, porque tampoco aguanto más-.- La tengo desde el gimnasio-. Le dije. -No tengo problema, si te molestaba te la hubieses ...