1. El intrincado mundo de la sumisión


    Fecha: 28/08/2018, Categorías: Fantasías Eróticas Dominación Autor: OscarVilla, Fuente: CuentoRelatos

    ... detectar movimiento alguno se mantuvo oculto tras aquellos árboles hasta que se percató de la llegada de un coche que aparcó cerca de la puerta y del que se apeó un hombre de mediana edad, de buena presencia. La puerta de la casa le fue franqueada por alguien a quien no pudo ver. Poco antes de la hora prevista distinguió el coche de su mujer llegando a la casa. Otro hombre que él no había visto salió a recibirla, permitiéndole ocultar el coche en el interior de un galpón anejo a la casa. Luego ambos accedieron al interior. Se acercó lo que pudo pero no fue capaz de distinguir nada, tan solo unos vagos rumores de lamentos y gritos y alguna voz disonante pronunciando palabras que se negó a repetir siquiera mentalmente. Casi tres horas después su mujer abandonó la casa. Cando llegó a casa la sorprendió cambiándose en la habitación. Por más que trató de eludirlo no pudo evitar que él se fijase en un cardenal que tenía en la espalda. - Vaya moratón, ¿te has caído? - Si cariño, fue en el gym. Hoy hicimos algo de full contac y me dieron fuerte. Durante los días siguientes se dedicó a investigar e introducirse en el mundo de la sumisión. Entró en páginas y foros de Internet, en chats especializados y allí conoció a toda una zarabanda de amos, sumisas y tipos de todas las características habidas en aquel submundo. Quizás por haber sido alertada por aquel hombre con quien había hablado haciéndose pasar por su mujer, su correo jamás volvió a quedar abierto. Una noche que su mujer ...
    ... había salido pretextando que iba con unas amigas al cine entró en uno de los chats relacionados con el tema. Fue allí donde conoció a “AmoNegro”. Aquel tipo hizo que se sincerase con él y aun desvirtuándolo en buena medida, le contó lo de su mujer. Durante más de dos horas hablaron sobre el tema, haciéndose mutuas preguntas relacionadas con el intrincado mundo de la sumisión. Al final, al referirse a su mujer, le dijo. - Creo que debes tomar cartas en el asunto. O la aceptas como es o será mejor que te separes. Ella no puede evitar ser sumisa. Aquella reflexión le hizo pensar. Sobre las tres de la mañana llegó su mujer a casa. Su aspecto revelaba a las claras que venía de celebrar una sesión y que está había sido fuerte. Quedó sorprendida al verlo despierto y trató de evitar la conversación yéndose para la cama. - Espera cariño, no te vayas. Deseo hablar contigo. Contra su voluntad se mantuvo de pie cerca de la puerta del cuarto de su habitación. - ¿Así que eres sumisa? ¿Qué tal te fue en la sesión de esta noche? Aquellas frases parecieron romperle todos los esquemas. No supo bien que decir, como responder aquella acusación. El, por su parte, siguió narrándole como había accedido a tal conocimiento. Ella no pudo negarlo. Durante los días que siguieron no hubo palabras entre ellos. Casi ni siquiera miradas. Ella, por su parte, dejó de asistir con regularidad al gimnasio. Una tarde de domingo después de comer, mientras sus hijos iban al fútbol, se sentaron a ver un programa de ...
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