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TODO QUEDO EN FAMILIA
Fecha: 02/09/2018, Categorías: Incesto Autor: rafles69, Fuente: SexoSinTabues
El agua caliente recorría mi piel dejando una sensación muy agradable. El nuevo gel de ducha olía muy rico y su aroma debía durar todo el resto del día según las indicaciones del envase. Ríos de espuma bajaban de mi pecho a través de mi poderoso estomago juntándose en mi pubis donde se volvían un solo torrente. La música de Rod Stewart sonaba a todo volumen en el estéreo de la habitación; “Disconect the telephone line, relax baby and draw that blind” En el piso de abajo impaciente se movía en un sillón mi cuñadita Luisa que había venido a casa buscando a su hermana, o sea mi esposa, para ir al ginecólogo. Lorena se había cansado de esperarla y temiendo perder la cita se había marchado sin Luisa. Le puse una buena película en la televisión y me metí a bañar. – no tardo nadita – le dije. Luisa tendría en ese tiempo unos 19 o 20 años, era muy delgadita y de baja estatura, monumental como su hermana no obstante. Qué bien hechecita estaba mi cuñada; aunque para ser sinceros con mi esposa tenía para divertirme un buen rato pues era un forrazo. Luis tenía un culito pequeño pero macizo y bien paradito, la espalda larga característica de las mujeres de su tierra y unos senos pequeñitos y redondos que comenzaba a abultar su angosto pecho. Su cuello largo y liso terminaba en una cara graciosa y agradable. No era preciosa pero era simpática. Su nariz un poco larga contrastaba con su boca pequeña y sus grandes ojos iluminaban su rostro con una luz juvenil. Su cabello lacio y pesado ...
... debe haber sido muy fácil de peinar. Vestía sencilla y pulcramente. Ese día llevaba un pantalón de vestir ajustado de color azul marino y un sweater beige con adornos bordados alrededor del cuello. Se veía muy bien. Arregladita para ir al médico. Mis dedos acariciaban mi cabello que alguna vez fue largo y poco a poco bajaron por mi cuerpo hasta llegar a mis genitales. Una enjabonada aquí otra enjabonada allá provocó que mi pene poco a poco se fuera despertando. Francamente no tenía ganas de darle un aventón a Luisa pero nunca he podido decir que no. Inesperadamente me encontré masturbándome suavemente cuando escuche toser nerviosamente a la muchacha. Ya era tarde. Me quede admirando mi verga, debía ser muy sabrosa, no tan larga pero si muy ancha en la base, puntiaguda y curvada hacia arriba. Su color violáceo en la punta era magnifico. Alguna vez la tuve parada todo un día en tiempos de universidad. Ese día no llevaba sweater y no hallaba la manera de esconderla. – ¿Qué te pasa niño? – me dijo una maestra con voz meloso y yo me sentí morir de vergüenza. “The first cut is the deepest, baby I know, first cut is the deepest …” cantaba Rod con su ronca voz. Me había tardado casi el total de un CD bañándome, ¡pobre Luisa! No iba a alcanzar. Me enredé una toalla blanca alrededor de la cintura y me rocíe medio frasco de loción Stefano. Mucha gente me relacionaba con ese perfume en aquel entonces. Súbitamente una chispa tronó en mi cerebro; una idea se incubó dentro de mi y comenzó ...