En la Playa
Fecha: 07/09/2018,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... arena. A pocos metros del lugar había unas rocas no muy altas que subí rápidamente. Me senté a mirar en el horizonte la luna que se moría cobijada por rosadas nubes. Mi experiencia era casi mística y solitaria. Mauricio y Mary conversaban en la playa. Todo era muy tranquilo y hermoso. El día ya era otro cuando Mauricio y Mary se quitaron la ropa y me invitaron al mar. La luna iluminaba sus cuerpos desnudos y serenos. Mary era una mujer de cuerpo perfecto pero la luna pronunciaba mas su belleza. Las curvas de sus pequeños senos formaban contrastes de sombras en su piel blanca, sus nalgas perfectas temblaban con cada paso, su sexo apenas podía distinguirse en la penumbra. Su cabello cubría la espalda. Desde la orilla del mar me llamó para que los acompañara. La luna estaba detrás suyo y solo veía su sombra desnuda, resplandeciente. Aun no recuerdo que veía y que me imaginaba. Estaba tan estupefacto que no había lugar a excitarme. Bajé de la pequeña roca, me quité la ropa tímidamente pero con prisa. Comenzaba a notarse mi excitación y la luna me iluminaba de frente. Tenía una sensación muy confusa: timidez, impresión, lujuria, emoción, excitación. Todo eso junto me produjo una corriente circulante de adrenalina. Entré al mar un poco alejado de la pareja, pero no demoraron mucho en llamarme. Me acerque lentamente. El agua me daba en el abdomen, a Mauricio debajo de las tetillas y a Mary un poco debajo del cuello. Yo doblé un poco mis piernas para quedar al mismo nivel y ...
... empezamos a conversar amigablemente. El mar estaba muy tranquilo y no había mucho oleaje, pero suficiente para dejar al descubierto la parte superior de los senos de Mary cada cierto tiempo, la luna iluminaba el resto en el transparente mar. Yo no podía impedir que mi mirada estuviera mucho más tiempo en Mary que en cualquier otro lado. A Mauricio poco le importaba, de pronto lo disfrutaba. Hablamos de la naturaleza, del mar, del amor, de las sensaciones. No recuerdo casi nada por que mi pensamiento estaba en Mary. La luna terminó de ocultarse en el horizonte y solo quedaron las luces de las estrellas y la de los senos de Mary. Yo cada vez me calentaba más. Pero tanto tiempo en el agua producía frío y era necesario nadar un poco de vez en cuando. Cuando Mary nadaba, su cuerpo sobresalía del agua y por su espalda atlética rodaba agua que emitía destellos. Nos turnábamos la ida a nadar, pero cada vez que alguno regresaba, se cerraba mas el circulo. La marea bajó un poco y los senos de Mary definitivamente quedaron al descubierto. Estaba oscuro, pero a la vez mucho mas cerca. La cercanía me llamaba a tocarla, estaba prácticamente a mi alcance. No pude soportar el llamado del instinto y deslicé un pie sobre la arena hasta alcanzar el suyo. Hace rato estabamos muy cerca y pense que podía parecer accidental, pues solo fue un leve roce. Retiré mi pie que solo rozaba el suyo y la miré. Ella no se inmutó. Mauricio continuaba un monólogo de no sé que tema, ya mi mente estaba en otra parte. Yo ...