1. Vacaciones en la ciudad con una madura


    Fecha: 17/09/2018, Categorías: Sexo con Maduras Hetero Autor: El Suspense, Fuente: CuentoRelatos

    ... cómo es que siempre vienes solo a piscina? Disculpa, es una pregunta estúpida, a veces soy una impertinente. —No, tranquila, no pasa nada, simplemente casi todos mis amigos están de vacaciones fuera y los que están aquí tienen trabajo, así que por eso he de venir solo. —¿Te apetece tomar algo? Aquí hace un calor de muerte. Podemos tomarnos una cerveza en uno de los bares de la plazuela, aquí en esta cafetería no tienen casi de nada. —Dijo como si fuera lo más natural del mundo. —Claro!! me apetece beber una cañita. —Dije como si fuera un niño al que le ofrecen una golosina. Nos sentamos en la terraza bajo una inmensa sombrilla y pertrechados con unas cervezas bien frías nos pasamos la tarde charlando. La cerveza que nos íbamos a tomar se convirtió en cuatro que nos bebimos cada uno y la charla fue tan fluida y cómoda que cuando nos dimos cuenta eran las 21:00. —Será mejor que nos levantemos, si seguimos aquí vamos a coger una curda de aúpa!! Jajaa. —Su sonrisa era encantadora, me embelesaba. —Sí, es cierto, el tiempo ha pasado volando, lo he pasado muy bien esta tarde. —Vaya, me alegro Jesús, yo también. Pero tus palabras me suenan a despedida, ¿te vas ya? ¡Dios mío! ¡Eso era una invitación a quedarme! Yo podía ser un despistado, pero no un estúpido, a esta mujer yo también le atraía. —Me encantaría quedarme contigo, pero mira las pintas que llevo, no estoy para ir a ningún sitio. —Podemos tomar algo en mi casa, vivo aquí en la esquina. Y allí que nos fuimos, estaba claro ...
    ... que había una gran atracción entre nosotros y era el momento de dejarla salir. Entramos en el portal y cuando ella apretó el botón del ascensor, la besé, fue un beso cálido, suave y ligero y ella me respondió de la misma manera. Sus labios eran suaves y carnosos, jugosos y expertos. —Espera un segundo. —Dijo al pararse el ascensor. Entramos en su piso y nada más cerrarse la puerta, estábamos en brazos el uno del otro. Los besos pasaron a ser apasionados, nuestras lenguas jugaban y batallaban, nuestras salivas se mezclaban y nuestros cuerpos ardían de ansiedad. Mis manos bajaron por su cuello y llegaron a sus pechos los acaricie sobre la ropa, un leve gemido salió de su garganta. Se separó de mi boca e impaciente me desabotonaba la camisa mientras yo hacía lo propio con su blusa. Ante mí apareció la parte superior de un bikini, fue sencillo deshacerme de él. Sus pechos no eran muy grandes, pero tenía unos pezones tremendamente grandes y oscuros. Me lancé sobre ellos, los besé, los lamí y mordí. Mi lengua jugaba con esos pezones oscuros y maravillosos, estaban duros como diamantes. Sus gemidos iban en aumento, sus manos acariciaban mi pelo y mi espalda. Mi lengua bajó por su vientre, dejando la huella de su paso, alcanzó su ombligo, jugó con él y lo inundó. Mis manos desabotonaron sus vaqueros, la miraba a los ojos mientras le bajaba éstos y la parte inferior del bikini. Su olor era embriagador, su sexo era hermoso, prominente, y estaba completamente depilado, sobre su monte de ...
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