1. La casualidad


    Fecha: 30/09/2018, Categorías: Incesto Fantasías Eróticas Autor: afranlecuesta1, Fuente: CuentoRelatos

    ... arrodillé entre las piernas de mi hermana. La verdad que la postura no era muy cómoda porque la taza del wáter está medio encajonada y no había mucho espacio, pero se aguantaba. Comencé por humedecerle el pelo con una toalla empapada de agua y a continuación con un peine comencé a estirar el pelo hacía arriba y con el mismo peine hacía de tope para pasar las tijeras y así evitar lesionarla. Volví a pasar la toalla para retirar los pelos que pudiesen quedar y le apliqué la espuma de afeitar. Hasta ese momento mi hermana permaneció en silencio mirando como yo evolucionaba en su vello púbico, pero cuando le apliqué la espuma emitió un pequeño grito que me sobresaltó. Mi hermana me sonrió y me dijo que la espuma estaba un poco fría pero que no pasaba nada, que continuara sin problemas. Y a cada caricia con espuma que le aplicaba mi hermana gemía y se movía entre mis manos. Yo estaba como una moto, mi pene en ese momento hubiera servido para derribar montañas, pero me contuve y permanecí lo más serio posible, tocaba pasar la cuchilla. Lentamente iba acariciando su piel con mi cuchilla y a cada pasada desaparecía espuma y pelo y asomaba su blanca piel. El espectáculo era increíble a escasos centímetros de mi cara y entre mis manos se encontraba el sexo de mi hermana y yo entre sus piernas continuaba mi trabajo. De vez en cuando disimuladamente miraba hacia arriba y veía a mi hermana recostada hacia atrás y con la respiración ligeramente agitada. No sé qué tiempo tardé, pero ...
    ... estaba en el paraíso. Cuando terminé me esmeré en limpiarla abriéndole los labios de su sexo y contemplando el rosa de su interior y pasando la toalla húmeda y aplicándole una crema hidratante. Observaba que mi hermana estaba húmeda y sin preguntarle y aprovechando que mis dedos todavía tenían restos de crema, comencé a acariciar lentamente su clítoris y mi hermana no me dijo nada, así que continué y le metí un dedo en su sexo. Mi hermana comenzó a jadear entre mis manos y a cada jadeo aumentaba la velocidad de mis movimientos hasta que mi hermana echó la cabeza hacía atrás soltó un gran gemido y se corrió en mis manos. La volví a limpiar y se quedó sentada en la taza del wáter con los ojos cerrados y suspirando, le pregunté si se encontraba bien y me dijo que mejor que nunca pero que le temblaban las piernas y se echó a reír. Yo suspiré sin que me viera y me puse a recoger las cosas, mi hermana consiguió levantarse se miró el trabajo hecho, me dijo que había quedado bien, me dio las gracias y se fue a su cuarto. Naturalmente me quedé en el baño y comencé a tocarme y no hizo falta mucho tiempo para que me corriera. Después cenamos pronto porque habíamos quedado con nuestros respectivos amigos para salir y no comentamos nada, como si nada hubiese pasado. Absolutamente nada. Naturalmente, a partir de aquel día cada vez que me tocaba era pensando en ella, en lo que le hice y en lo que le haría, pero tuve que cambiar de ideas, no quería obsesionarme con mi hermana así que dejé de ...
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