Acabame donde quieras que soy barata
Fecha: 30/09/2018,
Categorías:
Voyerismo
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... punto de necesitar tocarme. El Ricky se arregló la ropa y se fue a seguir trabajando con la cara envuelta en un desconcierto que no sabía interpretar. Martina regresó a la cocina conmigo, con el corpiño y las tetas enlechadas para compartirme detalles de la pija del pibe, y reírnos juntas de su bóxer rosado. Me gustaba verla hecha una ramera, pero debía poner paños fríos por más que ya tuviese 20 años. En un momento la reté porque mientras me decía que fue la pija más rica que se comió hasta ahora, se tocaba por adentro del pantalón. Y, en ese exacto segundo, el destino llevó a las manos de don Luis a pulsar el timbre. Ese hombre de unos 50 años, moreno, calbo y barrigón es el que vende orégano, albahaca, laurel y otros condimentos en el barrio. Esta vez mi hermana fue a su encuentro. Por pedido de ella, mi función era quedarme en la cocina por si acaso algo pasara. La escucho decirle que por hoy no le vamos a comprar, y que luego le pregunta si no necesita una alegría. El viejo balbuceó: ¡uuuupaaa, estás para el infarto nena, pero vos podrías ser mi nieta! Y la muy desvergonzada le retrucó: ¡bueno abu, entrá entonces, y hacele lo que quieras a tu nietita en la camita, querés?! El tipo entró con sus aromáticas bolsas, las que estacionó en un rincón, y se dejó conducir por las mieles perversas de Martina, que no lo dejaba que la toque, al tiempo que ella le bajaba el pantalón y le sacaba la remera. Le pidió que se siente en el sillón para que disfrute de su arte seductor. ...
... Empezó a bailar pegándose en la cola, abriendo las piernas, acercándole las tetas a la cara y mirando de reojo cómo se le paraba la pija, sacando la lengua y mordiéndose los labios alternativamente. En el fondo me daba un poquito de asquete ese viejo transpirado por el sol insufrible de enero. Pero su poronga era digna de hacer cualquier sacrificio por tenerla toda adentro. La sola sensación de imaginarme cogiendo con ese tipo me mataba de placer! Martina se agachó para darle unas lamidas, también en el nombre de mi lengua, y siguió bailando diciéndole: ¡pedime lo que quieras viejo asqueroso… querés conchita, un pete, chuparme las tetas, que te muestre la cola, que me saque la ropita?, vos decime abuelito! Riéndose sarcástica, con un brillo cada vez más maldito en los ojos. Hasta que su voz gastada por el cigarro le pidió que le haga un pete. Mi hermana se acomodó en cuatro patitas a su lado en el sillón, bien pegada a su cuerpo y le pedía que le pegue bien fuerte en la cola mientras su boca le succionaba, lamía, mordisqueaba y babeaba la pija con un frenesí que, por momentos me hacía sentir que era yo la que lo peteaba. La vi fregar su rostro en la chota empalada del tipo, arañarle el pecho con sus largas uñas, morderse la lengua antes de lamerle la boca, pegarse en las tetas con su carne y tocarse la conchita disimuladamente. Se la tragaba entera y le pedía al tipo que le apreté la naricita mientras lo hostigaba con sus palabras. ¡pegame en la cola viejo, que tu nietita se va a ...