Acabame donde quieras que soy barata
Fecha: 30/09/2018,
Categorías:
Voyerismo
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... los gemidos de mi hermana, su aroma sexual insoporteble y sus palabritas con las que acompañaba a la cogida, le empieza a dar con todo: ¡cogeme, así, cógeme, cógeme, síiii, sí, así guacho, damela toda adentro, rompeme la bombachita, cógeme fuerte, dame lechita! Repite una y otra vez su boca grosera mientras Hernán se la coge sin pausas, rapidito, haciendo que sus bolas golpeen en el puente de su ano y su sexo, que se babee, que peligre el televisor por sus cabezazos involuntarios y, que mi vagina sea un recipiente desbordado de tantos flujos caprichosos. No pude más y me senté a tocarme como una pajerita inexperta, en la cocina, cuando ahora Martina se sienta en el piso para chuparle la pija con una sobriedad, unos ruiditos y una cantidad de escupiditas que, no supe cómo detener al orgasmo que me llenó los dedos de mi sabia. Aún así necesitaba pajearme más. Hernán le acabó en las tetas, tal vez creyendo que Martina le tendría piedad. Pero como ella nunca se conforma, se lo empieza a comer a besos de nuevo. Casi me muero cuando decide acostarse en la mesa de la cocina para dejar que el pibe se le suba encima, esta vez para cogérsela duro, con unas fricciones de otro mundo y unos chupones con marcas profundas. Esta vez sí le rompe la bombacha con las manos. Cuando Hernán me ve con el vestido subido y las piernas abiertas, lejos de asombrarse me regala una mirada cómplice y sigue atendiendo a mi hermanita. Se baja de la mesa para hacerle chupar la pija sabiendo que su cabeza ...
... se suspende en el aire, le vuelca un vino en las tetas y lo bebe de ellas. Cuando se le sube otra vez para darle otro ratito por la concha, tuve un nuevo orgasmo, y entonces me quito la tanga para arrojárselas. La reacción de Hernán fue la de seguir sin darme importancia, pero eso hizo que se levante de la mesa con mi hermana alzada en sus brazos para metérsela en la conchita y así caminar muy despacito por el living, la cocina y los pasillos que comunican el resto de la casa. Martina se aferra a sus hombros y espalda con el filo de sus uñas, y gime como si no tuviésemos vecinos, diciendo todo el tiempo: ¡dame verga hijo de puta, rompeme la concha! Era un verdadero acróbata con sus movimientos y su pija entrando todo lo que pudiera y sus manasas fuertes para no darle ni un resquicio por el que se le ocurriera escapar. Me encantaba el choque percusivo de sus cuerpos como resultado de tamaña cogida. Cuando las piernas cansadas del pibe comienzan a ganarle al deseo, ya que mi hermana no es ninguna flaquita maleable, se sienta en el sillón con ella todavía ensartada en su falo maravilloso, y la guacha le pega una cabalgada tan salvaje como ordinaria! Nunca le había visto la pija a Hernán, y seguramente eso también me motivaba a pajearme sin sensuras. Oigo que Martina le pide la leche, que le dice que está dispuesta a hacerle lo que le pida, y él redobla todos los ratones de mi mente cuando le exige que le mee la verga una vez que todo su semen se vierta en lo hondo de su vulva. ...