1. Sexo en blanco y negro


    Fecha: 04/10/2018, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... de nuestras fronteras. Alli, se rumoreaba en el pueblo que había frecuentado todo tipo de burdeles, y su fama le convertía en un ser atrevido y bohemio. Me pidió que me bajara las bragas, con timidez agarré cada elástico y levante primero una y luego la otra de mis piernas. Pero que coño es eso?- dijo con cara de asco- Joder, no te has pelado el coño ni el día de nuestea boda? Pero que clase de mujer eres tú? En mi vida se me había pasado por la cabeza tal cosa, ni siquiera entraba dentro de mis posibilidades, miré hacia abajo y vi mi pubis ensortijado... Se levantó, me agarró del brazo y me sacó del dormitorio. Vamos, anda, para delante, putita, que te voy a enseñar desde hoy mismo lo que desea tu marido, vale? Abrió la puerta y salí semidesnuda, con el coño descubierto solo alzada en mis tacones y envuelta en las medias que cubrian la mitad de mi muslo, y el corpiño tapando mi torso. Llorosa. Avergonzada por poderme encontrar a sus padres, su hermana algun hermano, que aun debían andar en el banquete, iba arrastrada por el brazo camino del baño. Sus pasos no eran certeros, pero apretaba con decisión y me dirigía con autoridad. Siéntate ahí, tumba la espalda lo que puedas y abre las piernas... Levantó la tapa del inodoro, y me quede ahí sentada... Ridícula, humillada. Mojaba la brocha en la espuma y se ponía en cuclillas frente a mi. Agarró mis piernas y las puso sobre sus muslos. Tan indefensa en esos instantes. Sentí pavor, cuando el agua se escurría por mi pubis y su ...
    ... mirada se inyectaba en sangre y desesperación. El aroma a alcohol se expandía por los poros de su piel, mientras sonreía con lujuria. El triangulo que formaba la unión de mis piernas se cubría de blanco cuando la navaja aterrizó fría y afilada sobre mi piel... ¿Se puede saber qué cojones haces lloriqueando? Estate quietecita no vayamos a tener un disgusto, que te voy a dejar como una putita en condiciones. El pulso le temblaba ligeramente, quizá mezcla de emoción, alcoholismo, desenfreno. Aquella espuma blanquecina se teñía de mi vello castaño bajo mi atenta mirada, y descubría un nuevo lugar plagado de pliegues, y sensibilidades para mi desconocida. Empiezas a oler a excitación...- me decía mientras sumergía su cabeza entre mis labios genitales y apuraba en cada rincón.... Luego me dio la vuelta y se encargo del espacio que habitaba entre mis nalgas... Mi vista se estrellaba contra el agua del fondo del inodoro, mientras mis manos se apoyaban en la taza, y una de sus manos se estrellaba repetidamente, hasta provocarme picor sobre uno de mis glúteos. Luego, frente al espejo me mostró cual debería ser mi apariencia desde esa fecha en adelante. Alli, frente al espejo, con mi corpiño y las medias a caídas por los tobillos descubría la nueva apariencia del coño que ese día iba a descubrir. Dejó todo en el suelo, esparcido por el baño de aquella extraña casa para mi y de nuevo me paseo por el pasillo de la vivieda camino del dormitorio. Uno de los zapatos se quedo enganchado en la ...
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