Sexo en blanco y negro
Fecha: 04/10/2018,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... alfombra y caí al suelo... ¡Quieres levantarte ya de una vez, o quieres que te dé otra tanda de azotes...!- Alcé la cabeza y le ví cuando yo casi estaba a gatas... Venga vamos, serás buena hoy? Espero, no? Yo solo asentí con la cabeza e intenté ponerme en pie antes de que nadie de esa familia pudiera encontrarme en tal situación. Cerró la puerta, y continuo mirándome, sentado en el borde de la cama, con ojos casi de enfermedad, mientras desabrochaba el botón de sus pantalones y dejaba asomar una polla venosa, inflamada de perversiones que hasta tenía miedo de realizar. Sigue desnudándote.- me ordenó Me quite las medias, y el único zapato que me quedaba, ya solo aquella prenda, que cubría mi pecho era lo que quedaba para abandonarme y entregarme definitivamente . Tuve que solicitar su ayuda para desabotonarlo ya que se anudaba en la espalda. Sus dedos gruesos, rugosos, unido a su embriagez no atinaba a deshacerse de él... Se puso en pie, mostrándome su poder, su fuerza, su mando... Y ya desesperado, sin poder deshacerse de la tela que cubría mis tetas me metió su sexo hasta el fondo de mi boca... Aun puedo recordarlo, son pasajes en blanco y negro que me trae la memoria, el primer sabor, de un sexo acalorado, con aroma a cava, a vino, con aroma a alcohol que parecía querer taladrar mi garganta... Escuché la palabra "puta" entre sus dientes mientras su glande hinchaba mis carrillos... Yo ni siquiera sabía como debía comerla, mis dientes chocaban a trompicones con la piel de ...
... su sexo, y sentía mi boca tan llena que creía que la tarta de aquel día me subía a la garganta. Venga sigue, asi, cuidado con los dientes, joder, ahhhh... asi, zorrita, sigue... Agarrame los huevos, con cuidado, pero agarralos... Mi mano inexperta le buscaba, mientras su cuello se hinchaba, se cambiaba de color y sus labios parecían inflamarse. Empecé a saborear, a comprobar que con mi boca podía dominarle si lo deseaba. Mis experimento en movimientos daban resultados. Una vez bien ocultados los dientes, podía jugar con mi lengua y labios. Me gustó, cuando su mano dejo de empujar mi cabeza contra su vientre y me dio libertad, encontré el placer de mamarla. Ahí, en ese instante sentí por primera vez la piel fina de mi sexo irse impregnando de una sustancia más espesa, que me producía cosquillas y cierta ansiedad... Gemía, cada vez dándome más seguridad en mi misma, le veía que se deshacía en mi boca, hasta que... Me levantó... Bien, Ines, asi bien. Déjame que vea tu aspecto de puta, tu boca empapada de chuparme, déjame que vea tu coño de niña... Su voz se transformaba, esa mirada que me aterrorizaba, en esos instantes me calentaba, me excitaba. Me empujó sobre la cama... Venga, dilo, di lo que eres- mientras me decía eso se arrodillaba entre mis piernas y me producía descargas, con aquello que nunca imaginé que se pudiera hacer. Su enorme boca envolvía mi entrepierna con succiones electricas que me hacían levantar la cadera... Solo podía gemir, casi gritar, y disfrutar de esa ...