1. Un bollito relleno de leche


    Fecha: 07/10/2018, Categorías: Control mental, Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... sujetar me caigo al suelo. Levanté con prisas las carpetas y allí, arrugada encontré una bola de tela blanca que no dudé en coger y examinar. Efectivamente se trataba de un sujetador de encaje de la talla 85 que olí con desesperación mientras mi rabo luchaba por salirse del pantalón. Rápidamente de marché con aquella prenda al servicio y me casqué la paja más gozosa de mis 20 años de existencia, tras lo cual volví a dejar la ropa en su sitio y terminé el trabajo como pude ante tanta calentura que llevaba. Al llegar la noche y tras el éxito de mi experiencia volví a concentrarme en Cris y le envié mentalmente la siguiente orden. -mañana, cuando llegues al trabajo y escuches la palabra "calor", te dirigirás al baño y te quitarás el sujetador que meterás en una bolsa y tirarás a la papelera...-. Esta orden la repetí mentalmente infinidad de veces mientras visualizaba el recorrido que haría la misma a través del teléfono hasta llegar a su cerebro. Al día siguiente llegué al trabajo quince minutos antes de la hora de apertura, pues tal era la ansiedad que tenía por ver si se habría cumplido mi deseo. Una media hora más tarde llegó Cris y tras saludarme comenzó su trabajo. La chica vestía un pantalón verdoso y una camisa celeste en la que se marcaban las tiras del sujetador. No sé como no notó mis nervios, pues mi rabo estaba a punto de estallar y mis poros exudaban calentura por todas partes. Con voz casi temblorosa me dirigí a ella. -Cris, enciende el aire que aquí hace mucho ...
    ... calor...- Al instante la chica se volvió, activó el acondicionado y salió del despacho. AL rato volvió y se puso a trabajar. Me fijé en sus tetas. Se movían al compás de sus brazos. La chica se había quitado el sujetador tal y como yo le había ordenado. Me levanté disimulando mi calentura y me dirigí al baño. Allí, en el interior de una bolsa de plástico en la papelera estaba su sostén. Lo volví a oler con deseo pero no me la meneé porque quería obtener algo más para mi próxima paja. -Cris, ayúdame a bajar algunos legajos al almacén...- ordené a la chica. Con picardía le fui indicando los que debía coger, aprovechando cuando se inclinaba para mirar por entre su escote y deleitarme con sus pechitos que colgaban bajo la tela. No sé cuantas maniobras le pedí que hiciera, pero sólo sé que mi polla estaba destilando jugos desde hacía un buen rato mientras la ilusa chica me mostraba una y otra vez sus carnes, las aureolas y los pezones de uno y otro pecho. Como temí que se diera cuanta de mis maniobras dí por finalizado la sesión de recreo y volvimos al despacho, marchándome al baño a pajearme con el sujetador de Cris tan pronto ella se marchó de la oficina. Al llegar la noche volví a mis maniobras mentales. Esta vez me concentré en enviarle una orden más atrevida. -Mañana vendrás al despacho aunque no tengas que trabajar. Cuando escuches la palabra sueño, entrarás en una fase de obediencia total hacia mi persona y cumplirás cuantas órdenes recibas...- Machaqué en mi cerebro esta ...