Claudia, mi cuñada
Fecha: 10/10/2018,
Categorías:
Dominación
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... trasero.-Zass- -¿Qué haces? ¿Me quieres dejar ya?- le grité indignada -¡No! ¡Has sido mala y tengo que castigarte! – Me dijo con autoridad. Me miro con una cara pícara que me derretía. –No me has querido enseñar el bañador en la cafetería.- Y se vino hacia mí. Yo me refugié contra la pared, pero sin soltar las bolsas. Iban huevos y cosas delicadas. Claudia me tomó de un brazo y me obligó a darme la vuelta. -¡Claudia! ¡Por favor!- Le dije suplicando, viendo que en realidad no estaba dispuesta a ofrecerle más resistencia. Claudia me levantó el borde del kaftán y mi trasero apareció. Mi cuñada me sobó suavemente las nalgas y comenzó a azotarme, ni suave ni fuerte, con una presión que hacía sentir el calor pero sin sentir un dolor desagradable. –Zass- Los azotes se repetían lentamente, y después de cada azote, sentía el suave roce de su mano en mis nalgas. –Zassss- Me quedé quieta, rendida, aguantando estoicamente, pensando que no debía de permitir aquello, pero permitiéndolo, no sé si por la novedad de la aventura sexual, por no contradecir a mi cuñada, o un poco por todo. No reacción ni siquiera cuando Claudia apartó la parte de abajo del bañador de mi nalgas metiéndomela en medio. Claudia paró. Noté su respiración acelerada. Yo no me atrevía a mirarla.Colocamos las cosas en la nevera, sin mirarnos y cuando acabamos, Claudia ya tenía hechos planes. –¡Vamos a la playa!- Me fui a poner otro bañador. -¿Dónde vas?- Me espetó Claudia -A cambiarme de bañador- -¿Por qué?- me dijo ...
... Claudia extrañada -A tu hermano no le gustaría- -¡Mi hermano! ¡Juan está con mi marido en sus cosas!¡No se van a enterar!- -¡Pero lo notará en la marca del sol!- Claudia se acercó a mí. Me cogió de los hombros y me tranquilizó. –No te preocupes, nos pondremos crema protectora y no te quemarás- -¡Pero…! -¡No se hable más!- Me cogió de la mano y me echó a la calle mientras ella agarraba el bolso y cerraba las puertas. Cogimos el coche. Naturalmente, ella conducía. En el coche tenía toallas y una sombrilla. Lo cogimos porque me dijo que deseaba un ambiente tranquilo para pasar la mañana, y para eso, había que alejarse del pueblo. A mitad del camino, Claudia volvió a las andadas.- Sara, levántate la falda. Quiero verte los muslos.- Dudé unos instantes, pero me subí la falda al final. Claudia fue a cambiar de marcha, pero lo que realmente buscaba era poner su mano en mi muslo. Así fue conduciendo unos kilómetros. Fui a cerrar las piernas, pero me golpeó en el muslo - ¡Las piernas abiertas.- Me sorprendió. Titubeé, y a las dejó abiertas. Nos alejamos 6 o 7 kilómetros del pueblo. Nos pusimos en una parte un poco protegida de las vistas a costa de colocarnos en unaLa playa un poco inclinada. Tendimos las toallas. Caludia comenzó a untarse la crema solar, y en un momento, me pidió que le extendiera la crema por la espalda. Luego, de repente se quitó la parte de arriba del bikini, y con una mirada me insinuó que le extendiera la crema en los pechos. Yo dudé. Al principio no hacía más que ...