1. Manuela (15)


    Fecha: 19/10/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... cuenta de que Mariana hace un gesto de dolor y se lleva la mano al muslo derecho ("ahora me molesta un poco, pero subamos por favor"). El observatorio es un cómodo cuarto de estar dotado de todo tipo de aparatos, ordenadores y elementos que supongo astronómicos y astrológicos; al ver como repite el gesto de dolor la médica enciendo las luces del techo y con total naturalidad subo su larga falda a la altura de la cintura, no parece molestarse o escandalizarse y vuelve su cabeza para mirar conmigo ("¿hay sangre o se ve alguna herida o arañazo?"). Tiene un fuerte golpe que ya va dando paso a un cardenal rojoazulado de gran tamaño en el muslo y la nalga derecha, lo que puedo vislumbrar entre los calados y encajes de unas muy grandes y bonitas bragas blancas ("no me duele demasiado pero es molesto, tengo un surtido botiquín y seguro que hay una pomada que me valga; ¿querrás dármela y ayudarme a extenderla?") que apenas son capaces de contener un culo redondo, grande, prieto y morenazo. Buen culo, sí señor. Me siento en uno de los sofás con un puntito de excitación y algo más de curiosidad al mismo tiempo que Mariana busca en un armarito ("aquí está, nunca se los medicamentos que tengo en casa"); se acerca a mí, se coloca de lado semivuelta hacia atrás y pone en mis manos un pequeño tubo mientras sube su falda sujetándola en la cintura con una mano y después con la mayor naturalidad, se quita las bragas ("no quisiera mancharlas con esa pomada grasienta; por favor extiende una ...
    ... buena cantidad por todos los lados que veas golpeados") y me ofrece costado y culo para que empiece a darles crema, cosa que hago con un cierto nerviosismo y casi vaciando el tubito debido al gran chorreón que extiendo lenta y suavemente con la mano abierta, acariciando y amasando unas llenas curvas tremendamente excitantes. Su postura y la absoluta cercanía me permiten ver el vello del pubis oscuro, rizado, denso, largo, muy abundante que parece electrizarse y ponerse de punta cada vez que acerco mi mano hacia el sexo. Hace ya unos minutos que la pomada está extendida por completo y ha sido absorbida por la morena piel. Mariana ha cerrado los ojos y respira de manera sonora y agitada al mismo tiempo que se ha apoyado con una de sus manos a la pared y agarra con fuerza la recogida falda; gime y respira sonoramente las primeras veces que llevo mi mano hasta su mojado sexo ("sí, por favor, acaríciame, penétrame; házlo, me hace mucha falta") y después se dobla por la cintura para permitir un mejor acceso a mi tieso y duro rabo que he sacado del encierro de los pantalones; de manera brusca empujo hasta llegar lo más profundamente posible arrancando un ronco grito de deseo y provocando un rápido movimiento adelante-atrás de las caderas y las piernas de la mujer hasta que en un par de minutos se corre con una frase medio entrecortada que me hace gracia ("¡ay, mamá; ay, mamá; qué bien, qué gusto!"), muchas, rápidas y apretadas contracciones ("por favor, ¡no te corras dentro!") que ...
«1...3456»