1. Mi Madre


    Fecha: 18/11/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... iluminaba la cara. Estaba claro que mi madre no solamente no reprobaba mis actuaciones sino que algunas las aceptaba de buen grado. Ella había seguido acariciándome el pelo, la cara, y de vez en cuando los brazos e incluso pasaba la mano por mi pecho, totalmente plano por otra parte. - Mmmmmm…..así que mi hijita es una consumada practicante del sexo….ja…ja…. - Mamá!!! – la regañé yo en broma y nos reímos. Pasó un rato en el que nos miramos con una profundidad como nunca lo habíamos hecho mientras ella seguía acariciándome, ahora también las piernas. Yo empezaba a sentirme, sin saber exactamente por que, muy caliente otra vez y de golpe empecé a sentir unas ganas enormes de abrazar a mi madre y sentir su cuerpo pegado al mío. Mis sentimientos empezaron a agolparse en mi pecho. Yo estaba totalmente confundida, no sabía que era lo que me estaba pasando, porque aquella excitación sexual estando mi madre allí y porque aquella necesidad imperiosa de abrazarla. Ella rompió el silencio y dijo: - Hija…es muy bueno masturbarse….pero es mejor que alguien te diga como hacerlo para que sea totalmente satisfactorio, ¿sabes? - yo no tenía ni idea de por donde iba e hice un repaso mental en quién de mis amigas podría hacer ese papel de maestra y no encontré a nadie que, teóricamente, supiera más que yo. - Pues no conozco a nadie… - respondí yo dando, probablemente, la contestación más tonta de toda mi vida. - Bueno….yo si quieres te enseño… – me dijo mi madre mientras acariciaba mi pierna y ...
    ... yo empezaba a sentirla “de otro modo”. Yo me quedé de una pieza. Allí estaba mi madre ofreciéndose a ser mi maestra en el arte de la masturbación. Si me lo hubieran dicho hace media hora hubiera llamado embustero a quién lo hiciera. Pero lejos de resultarme desagradable la idea y producirme un “natural” rechazo, el efecto fue el contrario. El calor que nacía de mi estómago se multiplicó por mil y mis bragas, que ya estaban bastante empapadas de mi paja interrumpida, se llenaron de nuevo líquido. - Mami….- dije yo con voz entrecortada y ella reconoció inmediatamente un asentimiento en ese tono. - Ven, mi vida…- mi madre se agachó mientras me pasaba los brazos por debajo de mi espalda y me incorporaba levemente. Acto seguido, me beso en la boca con una ternura inimaginable. Yo creí desmayarme. En ese mismo momento, empecé a sentir por mi madre una atracción sexual indescriptible. Sin poderlo remediar, yo apreté mis labios contra los suyos y abrí la boca, intentando torpemente introducir mi lengua en su boca. Ella, con gran maestría y delicadeza, y con gestos de su propia lengua casi imperceptibles, me iba enseñando el camino. Se puede decir que aprendí a besar en cuestión de un minuto y nos dimos un beso apasionado que duró varios minutos. Finalmente nos separamos y nos miramos. Yo tenía las mejillas ardiendo y los ojos que me echaban chispas. Sentía una profundidad en mi estómago indescriptible y el coñito me chorreaba. - Mi amor….- dijo mi madre – eres la cosa más bonita que ...