1. Vicky


    Fecha: 18/11/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... situación, cuando el señor matrimonio hizo su entrada en escena, me levanté de la cama y dije: - ¡Mierda, Coño!, hasta cuándo vamos a seguir con esta güebonada, coño, que no chica, es que tú no entiendes, mira vale, mejor dejamos esta vaina hasta aquí y ya, se acabó coño, se acabó, ésta es la última vez que nos vemos, te dejo en tu casa, nos vemos en el trabajo y chao, tú pa tu casa y yo pa la mía. - Pero no, todos los días se las arreglaba para ponerme en el compromiso de tener que salir con ella, lo hacía de tal forma que yo sólo encontraba dos salidas, o hacía lo que ella quería o me comportaba como un grosero degenerado, desconsiderado y algunas veces era a riesgo de quedar mal en público, si ya en privado me incomodaba hacer algo que desdijera de mí, bueno, en público mucho menos, así que una vez tras otra ella se salía con la suya. Un día en particular, ella me pidió que la llevara a su casa al terminar el día laboral, cosa a la que no pude negarme, pasé a recogerla por la oficina bien pasadas las 6:00 p.m. y tan pronto se subió a la moto arranqué a toda máquina para su casa, ella me dijo que deseaba invitarme a tomar una copa, yo me negué y sin pararle bolas a su cháchara llegué a su casa, la dejé y me fui para la mía. Tenía poco más de veinte minutos de estar en casa cuando sonó el timbre, yo deambulaba siempre desnudo por mi casa y tenía tras la puerta una toalla guindando, la tomé, me envolví en ella y abrí, ahí estaba ella, con unos exquisitos zapatos negros de ...
    ... tacón alto, sus dulces dedos desnudos, apenas cubiertos por dos tiritas mínimas, una chaqueta de cuero negra que llegaba apenas un poco más abajo de sus caderas, el cabello suelto: - ¿Qué, no piensas invitarme a pasar? Palabras que dijo al tiempo que soltaba el grueso cinturón que sujetaba la chaqueta y me permitía ver que se encontraba completamente desnuda, abrí la reja exterior lo más rápido que pude: - ¡Coño chica!, pero es que tu estas loca, que bolas tienes, no te das cuenta que los vecinos..., Ella me llenó la boca de lengua y puso punto final a la discusión en ese momento. ¡Verga! esa noche hicimos el amor mejor que nunca, tiramos como salvajes, ¡coño de la madre!, qué noche tan deliciosa, tan espectacular, todo para venir a dañarla en la madrugada, se acabó la magia en el preciso instante en que entró por la puerta del cuarto el consabido señor matrimonio, continúa el ciclo, me volvió a atrapar. Esta vaina, saber desde que me levanto lo que me espera en el día, ya me tenía ladillado, sobre todo la partecita esa de la pelea, sabía que invariablemente, sin importar lo bien que la pasáramos terminaríamos peleando por el mismo asunto, no encontraba forma de zafarme. Un día, rodando hacia la oficina, tras dejarla en su casa, decidí poner punto final a ésta tortura, esa noche cuando salimos, le dije mil barbaridades horribles, cosas que jamás debí haber dicho, fui grosero, fui vulgar, soez, asqueroso, desconsiderado, ofensivo y lo logré, ella entre lagrimas me rogó que la ...