1. Cómo inicié mi sexualidad


    Fecha: 05/01/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... ―Sí, creo que sí. Bien, entonces llegaré a tu casa a las dos de la tarde del sábado. ―Enterado. Espero con ansias. Terminada la conversación, no podía creer que había concertado vamos a besar al chico que me gustaba y además para mamarle la verga. Aquel chico que me hacía sentir que valía algo cuando casi todos los demás me trataban como basura por no ser como ellos. Aquel chico que en más de una ocasión había sido protagonista de varias de mis sesiones de masturbación hasta hacerme llegar al éxtasis. La conversación fue un lunes por la noche, por lo que la espera hasta el sábado por la tarde se me hizo eterna; y constantemente mi familia en la casa y los maestros en la escuela, constantemente me sorprendían soñando despierto sumido en mis elucubraciones (claro, ellos no lo suponían, pero me la pasaba imaginando lo que pasaría ése día. Así transcurrió la semana, hasta que llegó el gran momento. Salí de mi casa, diciendo que iba a la casa de Cam (evidentemente sin aclarar a qué). ―¿Estás listo? ―Lo llamé antes de salir para confirmar la cita ―Claro. Acabo de quedarme solo en casa hace unos minutos. Mi madre me preguntó por qué no fui al gimnasio por la tarde como acostumbro, y le dije que tú vendrías para ayudarme con algunas tareas. ―Está bien. Yo diré lo mismo por acá. Voy saliendo justo ahora, así que llegaré en unos 10 minutos. ―Perfecto. No hubo imprevisto alguno durante el trayecto, pero no paraba de sentir cosquillas por todas partes sabiendo que estaba a sólo minutos ...
    ... de mi primer contacto sexual. Llegué frente a la puerta principal de la casa, y toqué el timbre. Cam abrió de inmediato y me invitó a pasar. Entré y lo acompañé a su habitación. Antes había recorrido tantas veces ése camino que podría hacerlo con los ojos cerrados, pero a pesar de eso me sentía como un completo extraño. Llegamos a su cuarto, y paró frente a mí. ―Bueno, puedes empezar. Soy todo tuyo. Eres libre de tocar lo que quieras. ―Me dijo. Hasta ése momento no me había fijado cómo vestía. Supongo que lo hizo en un intento de calentarme, pero vestía la camisa y el short de licra (spandex) con los que iba al gimnasio; por lo que cada curva de su sabrosa musculatura quedaba marcada y resaltada a la perfección. Comencé tocando sus pectorales duros como roca, y bajé por sus demarcados abdominales. Continué bajando por su entrepierna, pasando por alto su bulto. De ahí baje por sus piernas y llegué hasta sus pantorrillas. Comencé el camino de regreso, esta vez centrando mi atención en la parte posterior de su cuerpo, hasta llevar a su cabeza. De no haberlo tenido en frente, nunca habría creído que un chcio de 17 años tuviera una complexión como esa. ―¿Quieres un beso? ―Me dijo. ―SSSí. ―Dije yo como toda respuesta. Sin previo aviso, pegó sus labios a los míos y entonces comenzamos un duelo de lenguas que duró unos 15 minutos. Después subió los brazos y me dijo (casi ordenándomelo) ―Quítame la ropa. ―Sin decir nada, lentamente comencé a quitarle la playera; revelando su trabajado ...