1. Noche de bodas muy deseada (primera parte)


    Fecha: 03/02/2019, Categorías: Hetero Autor: Dita Delapluma, Fuente: CuentoRelatos

    ... había leído… y debió dar resultado, Oli me miraba con ansia, decía tener un calor espantoso a pesar de que la temperatura en mi casa era agradable, tenía la camisa desabrochada tres botones (algo totalmente inusual en él, que sólo porque le era incómodo llevar las camisas abrochadas hasta arriba dejaba sólo suelto el primer botón y se pasaba todo el día cerrando la abertura con los dedo), de modo que yo podía ver su pecho velludo, y sudoroso… aquélla tarde, los besos fueron más intensos, las manos de Oli se dirigieron a mis nalgas sin tener yo que guiarlas, me apretaron contra él… pero cuando intenté desabrocharle la camisa por completo, se la agarró, negando con la cabeza, con expresión tímida y asustada… no quise dejar de jugar y yo desabroché la mía, dejándole ver mi sostén rojo (le gusta mucho ese color; le recuerda a nuestra primera noche). Devoró la visión por un segundo, y luego desvió la cara, cerrando los ojos y mordiéndose los labios… a pesar de estar cubierto con la colcha, a pesar de llevar los pantalones, el cojín que se ponía en la entrepierna se había deslizado y su erección era apreciable aún así… y potente. Debía incluso dolerle… me recosté sobre él, presionando mis pechos cálidos contra el suyo… aún a través de la camisa, podía notar su calor, su sudor que le quemaba la piel… estaba ardiendo como una plancha metálica recalentada y se ahogaba en su propia respiración jadeante… -Oli… - gemí, frotándome contra él, buscando su cuello con mi boca – hazme el amor… ...
    ... no resistas más… te necesito… Quería ceder, lo quería de veras, y estuvo a punto de hacerlo… volvió la cara para besarme, con expresión de estar pasando el peor apuro de su vida, y vi una lagrimita de impotencia y desesperación deslizarse por su cara. -Piedad… - musitó con su vocecita nasal – ten piedad de mí… por favor… - quise gritar de rabia… ¡estaba irresistible suplicando así…pero no iba a poder aprovecharme de él, no si lo pedía con esa carita! – T-tres días… sólo… sólo faltan tres días, Irina… - sus caderas daban convulsiones, buscando inconscientemente mi calor, mientras él trataba de frenarlas – ten… ten compasión de mí… - Oli crispó los puños sobre la colcha y la mordió a dentelladas, dando rugidos – ten piedad… de éste pobre bibliotecario, ¡que daría hasta su alma por llenarte la cara de esperma! Se puso colorado como un tomate y supe que debía estar tan excitado como yo misma, si no más, porque Oli nunca dice cosas de semejante calibre… Casi me dio pena haberle puesto de aquélla manera, y por más que me fastidiase su fortaleza de carácter, no puedo negar que me hizo sentir admirada su decisión y su voluntad… si bien cuando se marchó, me masturbé ferozmente en el mismo sofá donde habíamos estado besándonos, recordando su carita de desamparo, sus ojitos suplicantes, su vocecita de ruego tan dulce…. "¡Mira lo que hago!" pensaba, mientras me metía dos dedos hasta los nudillos y me apretaba los pechos con la mano libre "¡Mírame, Oli… haaaaaaah… mira cómo me doy placer ...
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